MADRES REALES

Tres ejemplos de nuevos modelos de familia

Laura Santonio posa junto a su hijo Marcos, de dos años y medio.

Laura Santonio posa junto a su hijo Marcos, de dos años y medio.

EL PERIÓDICO

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 LUCILA ROYUELA // MADRE DE UNA NIÑA DE 7 AÑOS

"Mi hija nota que somos una familia diferente, ni mejor ni peor" 

Lucila Royuela sintió la llamada del instinto maternal cuando tenía 39 años y como no contaba con pareja y tenía familiares cercanos que habían adoptado en China, se decidió por esta opción. «La inseminación me dejaba fría sabiendo que hay niños abandonados igual de válidos para mí», comenta.

Royuela, que vive en Madrid, no se arrepiente de su decisión, si bien confiesa que ha sufrido «momentos difíciles», especialmente cuando se ha puesto enferma de repente y no tenía con quién dejar a su hija puesto que la abuela, que está viuda, tiene 85 años. «Me da pánico ponerme mala, tengo que acudir a la familia, a los amigos, un desbarajuste de medios que me deja muy mal sabor de boca», añade.

Ser madre soltera le ha privado, además, de disfrutar de sus aficiones. «Tu vida personal se reduce a la mínima expresión. Con un poquito de ayuda quizá hubiese disfrutado más de mi hija porque me he volcado sobre todo en que no le falte de nada», confiesa.

LOS SACRIFICIOS / «Las alegrías son todas para mí -continua-, pero también los sacrificios. Yo soy madre 365 días al año, no puedo compartir nada».

Su hija tiene ahora 7 años y sabe que forma parte de una familia diferente, «pero ni mejor ni peor». Según su madre, lo asume perfectamente y la situación no le ha provocado «ningún trauma».

TEIA ORTEGA ALONSO // MADRE DE UNA NIÑA DE 12 AÑOS

 "Pertenezco a la tercera generación de madres solteras"

Teia Ortega Alonso forma parte de la tercera generación de madres sin pareja de su familia. Su abuela era una maqui en la guerra civil y tuvo a su hija antes de casarse con un hombre que murió poco después. Después su madre tuvo cuatro hijas, las tres primeras de un marido que ni siquiera quiso darles sus apellidos, porque viajaba mucho y abandonó a su madre poco después. Las tres se apellidaron como la madre, Ortega Alonso, la misma filiación que esta puso a la cuarta hija.

Y Teia se ha encontrado en la misma situación que sus antepasadas. Tras divorciarse de su marido, tuvo una pareja que cuando se enteró de que estaba embarazada le dio una repuesta tajante: iba a desentenderse del tema. A Teia no se le pasó por la cabeza abortar ni dar a su bebé en adopción puesto que por su familia sabía que una madre sola es capaz de criar a sus hijos. «Conocía perfectamente el modelo de madre y contable», relata con ironía.

LA ECONOMÍA / Teia ha tenido que trabajar en dos sitios porque con su primer trabajo, a media jornada, «no tenía ni para pipas». Y, al igual que otras madres en su situación, teme ponerse enferma. «Cuando me siento mal -prosigue con sarcasmo-, a sudar y al día siguiente, a volver a trabajar».

Teia, que vive en Tortosa, no es exactamente una madre soltera por elección, pero afirma que comparte sus mismas dificultades.

LAURA SANTORIO // MADRE DE UN NIÑO DE 2 AÑOS

 "Mucha gente no lo comprende, pero el instinto maternal te grita"

Con 30 años, Laura Santorio acudió a una clínica de fertilidad para someterse a una inseminación artificial porque su matrimonio no había funcionado y le apetecía estar un tiempo sin pareja pero su «instinto maternal no dejaba de aumentar».

Su padre apoyó plenamente su decisión pero su madre y hermanos no lo comprendieron y le aconsejaron que esperara al hombre adecuado. Después de todo, sólo tenía 30 años. Eso sí, ahora su madre considera que es la «mejor decisión» que ha podido tomar.

«Desde fuera mucha gente no te comprende, pero el instinto maternal te grita y, con cabeza y después de hacer números, no tienes más remedio que lanzarte», explica.

Santorio es tripulante de cabina de avión y tiene que viajar bastante, pero ha encontrado una empleada del hogar en la que confía plenamente y a la que le deja su hijo, Marcos -que ahora tiene dos años y medio- desde que tenía nueve meses. Podría haber optado por reducir su jornada, pero el esfuerzo económico que requiere tener un hijo en solitario le hizo desistir de la idea. Por eso reivindica que el Gobierno les conceda ayudas o prevalencia a la hora de optar a becas.

LAS RESPONSABILIDADES / Santorio admite que a veces se siente «agotada» pero el ser madre soltera le ha hecho descubrir que es más fuerte de lo que pensaba.