SUCESOS

El funeral por las víctimas de la Love Parade se tiñe de críticas

Decenas de ciudadanos rinden homenaje a las víctimas en la zona de la tragedia, ayer.

Decenas de ciudadanos rinden homenaje a las víctimas en la zona de la tragedia, ayer. / wolfgang rattay / reuters

PAOLA ÁLVAREZ / Berlín

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El duelo y la crítica volvieron a mezclarse ayer en Duisburgo en el funeral por las 21 víctimas mortales que dejó el pasado sábado la catástrofe que tuvo lugar durante la Love Parade. Con la voz rota por la emoción, la jefa del gobierno regional de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft, se encargó de cerrar la misa que reunió a más de 500 personas entre familiares, fuerzas de rescate y la élite política del país, incluida la cancillera, Angela Merkel, y el presidente, Christian Wulff. Apelando al «sentido del deber», Kraft insistió en las cuestiones que siguen en la mente de todos: «¿Cómo pudo pasar algo así? Quién es culpable? Quién es responsable? Todas estas preguntas deben encontrar respuesta y lo harán», dijo la primera ministra del Land.

La ceremonia, oficiada por el presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica, Nikolas Schneider, y el obispo católico Franz Josef Overbeck, fue seguida además por varios centenares de personas a través de pantallas instaladas en otras 14 iglesias y en el estadio de fútbol de Duis-burgo. Aunque el seguimiento fue en general mucho menor de lo esperado, las ausencias más sonoras fueron las del alcalde de la ciudad, Adolf Sauerland, y el organizador del evento, Rainer Schaller, que alegaron motivos de seguridad y respeto a las familias para no acudir a los actos de recuerdo. Tanto la opinión pública como los primeros informes sobre lo ocurrido señalan a ambos por una tragedia que además ha dejado más de 500 heridos, de los cuales 25 siguen hospitalizados.

FALTÓ SEGURIDAD / Según las autoridades renanas la principal responsabilidad recae sobre la organización del evento que no cumplió sus propios planes de seguridad, pero también la alcaldía de Duisburgo tendría su parte de responsabilidad al haber aprobado un plan en el que se aceptaba la reducción de las vías de emergencia y que ponía en peligro la seguridad de los asistentes. Ni Schaller ni Sauerland –que afrontará la próxima semana un proceso de destitución propuesto por la oposición– han reconocido ninguna responsabilidad.

Las investigaciones siguen en marcha y nadie en Alemania parece dispuesto a cerrar el proceso sin señalar y castigar a los culpables. La misma cancillera, Angela Merkel, tras las exequias, afirmó emocionada al diarioBild: «Las conversaciones con los familiares me han llegado al corazón. Ahora ha llegado el momento de que se saquen las consecuencias adecuadas».