"El punto más frío de la ciudad está en una curva de Vallvidrera"

<b>De chaval dibujaba isobaras </b>cuando nadie sabía lo que eran y con nueve años montó su primer observatorio meteorológico en la terraza de su casa, en el paseo de la Font d'en Fargas de Horta. Ahora, sigue registrando el tiempo en el barrio del Putxet i el Farró, donde vive.

Turó del Putxet «Con 18 años venía a trabajar aquí» «EL SERVICIO METEOROLÓGICO ESPAÑOL TENÍA UN CENTRO AQUÍ Y EN HOJAS ENORMES TRANSCRIBÍA DATOS DE LA MOLINA, SANT LLORENÇ DE MUNT...»

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CARME ESCALES / BARCELONA

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Rayos, truenos y centellas, lluvia y nieve son grandes alicientes en la vida de un meteorólogo. La salsa y esencia de un oficio, que se ejerce de sol a sol y mirando el cielo 365 días al año. Nada que ver con el magnífico sol que acompañó el paseo con Alfred Rodríguez Picó (Barcelona, 1957) por su barrio, El Putxet i el Farró, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. 22,8 grados marcaba el termómetro a las 11 de la mañana en la terraza del ático en el que vive este cazador de tormentas.

A 170 metros de altitud, en el verano que ha quedado atrás, Picó ha visto y fotografiado muchísimas tormentas con relámpagos, con accidentes incluidos, especialmente en el mes de septiembre. «Un rayo cayó en una terraza vecina y del efecto que produjo se me dañó a mí una pequeña parte del observatorio. Y otro rayo cayó en la grúa de las obras del edificio de la Rotonda», explica el meteorólogo.

Desde los 9 años, Rodríguez Picó, instala donde vive barómetro, pluviómetro, termómetro y todas las piezas de ese puzzle que permiten recoger datos para estudiar la evolución meteorológica de un lugar. El primero fue en Horta, donde vivió con sus padres hasta los 14 años. De allí, la familia se trasladó a la Esquerra de l'Eixample. «Habían empezado a construir el túnel de la Rovira y, aunque la obra no nos afectaba directamente, mi madre estaba cansada de tanto ruido de máquinas y polvo, y nos mudamos», rememora Picó. «Llegar al Eixample fue como llegar a la ciudad. Fue un cambio muy fuerte», recuerda el actual vecino de Sarrià-Sant Gervasi.

De Montjuïc al Tibidabo

Desde el Eixample, el incipiente meteorólogo subía tres veces cada día al edificio del Institut Botànic, en Montjuïc, y tomaba las pertinentes notas sobre el tiempo. «Si alguna vez no podía ir, el botánico que había, un señor muy majo, lo hacía por mí», puntualiza Rodríguez Picó. Hoy, desde su terraza es la montaña del Tibidabo la que visualiza con mayor claridad y proximidad, igual que el Observatori Fabra y toda la sierra de Collserola. «En ella se encuentra el punto más frío de Barcelona. Está localizado en la curva conocida como la de las monjas, en Vallvidrera, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, pero ya descendiendo la carretera hacia el Vallès. Allí cada invierno hiela bastante, la temperatura en ese lugar puede llegar a 7 u 8 bajo cero», asegura el meteorólogo.

«El punto más cálido de la ciudad está entre la Gran Via de les

Corts Catalanes y la calle de Pau Claris», apunta Picó, feliz de poder disfrutar de un ático en las alturas de la ciudad. «Aquí llega, el aire fresco y el olor a bosque de la montaña del Tibidabo. Pero me gusta sobre todo porque aquí veo nevar más. Cada invierno cae alguna enfarinada y no duermo, esperando a ver el primer copo de nieve», comenta desde la terraza donde graba espectaculares timelapses (secuencia de fotos) que comparte con meteofriquis y meteorólogos de todo el mundo. Alfred Rodríguez Picó alimenta y cuida a diario la web www.pico.cat que desde el pasado enero ha tenido más de 2,5 millones de visitas.

Disciplina a tres bandas

Sus horas de pesas en el gimnasio, cinco horas de estudio de inglés, meteorología tres días a la semana en la biblioteca Jaume Fuster (en el vecino distrito de Gràcia) y el feedback que ofrece Picó a quienes lo demandan en su web le dejan poco tiempo para otras actividades.

En la actualidad prepara un libro para niños que edita Barcanova, en el que el experto relaciona «20 fenómenos meteorológicos con 20 poemas de Lola Casas, anécdotas personales y leyendas sobre cada poema», avanza el autor, que considera que el sol es «un rollo». A él lo que le apasiona es todo «aquello que el resto del mundo considera mal tiempo», expresa el que fue presentador de la información del tiempo en Catalunya Ràdio y en Televisió de Catalunya de 1984 al 2002.

Su carrera como presentador empezó a los 16 años en Ràdio Barcelona, trabajo que compaginó nutriendo con la información del tiempo a diversos diarios como El Correo CatalánEl Noticiero UniversalMundo DiarioCatalunya Express y EL PERIÓDICO, entre otros. Más recientemente, Picó tuvo su programa semanal en BTV y, desde hace tres años, el meteorólogo desvela su otra pasión vital: la música clásica. Picó es director y actor en tres espectáculos: Meteodansa, Meteomúsica y Phenomena Clave (www.pico.cat/se abre el telón). En ellos, la meteorología, el baile, la música y el sonido del clavicémbalo -instrumento que él toca- irradian en el escenario -al que sube Picó- toda la magia que lluvia, nubes y truenos puedan arrastrar.