GENTE DE SANT MARTÍ

Xavier Garcia: "El aire es más limpio en la Vila Olímpica"

«Si existe Giorgio Armani-Milán e Yves Saint Laurent-París, ¿por qué no Xavier Garcia-Barcelona?». Y así fue como este emprendedor se animó a lanzar colecciones de gafas con su nombre y el de la ciudad de moda.

Puro diseño 8 Garcia, con algunas de sus creaciones en su taller.

Puro diseño 8 Garcia, con algunas de sus creaciones en su taller.

ÓSCAR HERNÁNDEZ
BARCELONA

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En un local de la Vila Olímpica Xavier Garcia Garcia (Barcelona, 1962), diseñador industrial, crea y comercializa su propia colección de monturas de gafas. Exporta a varios países y no le va nada mal.

-Arrancó en plena crisis.

-En el 2008 comenzamos a exportar nuestra propia marca, Xavier Garcia-Barcelona. Fue en el inicio de la megacrisis y cada año vendemos más y en más países.

-¿Cómo llegó a diseñar monturas?

-Eran los años 90, estudiaba Diseño Industrial en la Escola Elisava. Un profesor con quien trabajaba, Jordi Mañà, me animó a salir al extranjero para practicar en alguna empresa. Me gustó la idea de trabajar fuera y aprender otro idioma. El ramo de la óptica era lo que tenía más a mano, ya que mi padre trabajaba en General Óptica. Le pedí una lista de los principales fabricantes de monturas y envié cartas. Una empresa italiana me aceptó. Estuve dos años en Rávena. Y allí, en Italia, me metí en el mundo de las gafas.

-Hasta que comenzó a fabricarlas.

-En realidad primero las diseñaba. Iba a las ferias internacionales con mi book bajo el brazo buscando trabajo. General Óptica me encargó una colección a la que ya pusieron mi nombre como marca y se fabricó en Francia. Al principio no me hacía mucha gracia lo de mi nombre, pero luego pensé: Qué caray, si existe Giorgio Armani-Milán, Yves Saint Laurent-París… ¿por qué no Xavier Garcia-Barcelona? (ríe). Años más tarde, en el 2004, relancé mi marca, y en el 2008 empezamos a exportar.

-Y las diseña en la Vila Olímpica.

-Este barrio me gusta. Tenemos el mar al lado y el aire es más limpio y la luz, diferente. Mejor que en el resto de la ciudad. De hecho. hace poco que también me he venido a vivir aquí. Hasta ahora residía en el barrio de Sant Antoni, en el Eixample.  Aquí no hay problemas de aparcamiento,  puedes ir a pie a todas partas y hasta ves a padres en patinete acompañando a sus hijos al cole.

-Pero hay pocas tiendas.

Sí, es verdad. Es un desierto comercial. Al menos nosotros tenemos cerca un supermercado y un horno. Y la playa (sonríe).

-¿Por qué las gafas son tan grandes y antes eran tan pequeñas? 

-Precisamente por eso. Porque eran pequeñas. Es una cuestión de moda, que cambia. La tendencia actual la marca la imagen de empollón, con gafas de pasta más gruesas. Aunque si tienes la cara más redonda, queda mejor la montura rectangular y alargada, para equilibrar. Pero se llevan grandes, con aire antiguo, texturas naturales y un toque de color.

-¿Colores chillones?

-Normalmente se utilizan más en las varillas, no en el frontal de las gafas, porque si fuera así llamaríamos demasiado la atención y la gente nos miraría siempre a las gafas, de frente, y eso incomoda. De todas formas, se buscan diseños atractivos y que armonicen con la cara sobre todo desde que las gafas dejaron de ser ortopedia para ser un complemento.

-Pero al final es el óptico quien ofrece y vende las gafas.

- El óptico es un profesional cuya principal misión es cuidar la salud visual de sus pacientes, y pienso que la faceta comercial del negocio no la tienen bien orientada. Es como si fueran miopes y solo lograran enfocar las grandes marcas, las cuales les imponen su ley. La mayoría de los ópticos pertenecen a cadenas o grupos de compra con poca personalidad, centrados en precios y descuentos, en detrimento de la calidad. Nuestro lema es ser original, auténtico y creativo. Asistimos a las ferias de París, Berlín y Milán y el 96% lo facturamos fuera de España.