La hermana de Canaletes y su rincón fantasma

La plaza de las Fonts queda escondida e incluso hay vecinos que no saben su nombre

Arbolada  8La plaza de las Fonts, con su fuente de Canaletes.

Arbolada 8La plaza de las Fonts, con su fuente de Canaletes.

ANNALISA PALUMBO
BARCELONA

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Es una de las plazas más desconocidas de Barcelona. Incluso los habitantes del barrio donde está ubicada, Baró de Viver, en Sant Andreu, fruncen el ceño cuando se le pregunta dónde está. Queda escondida entre 320 pisos en la manzana formada por las calles de Quito, Clarà, Clariana y Beat Domènec Savio. En el centro brota una fuente muy parecida a la de Canaletes.

La plaza fue reformada en 1992. En 1995 se la bautizó como plaza de las Fonts justo por la fuente que ocupa su centro y que recuerda también las farolas de la plaza Reial, ideadas por Antonio Gaudí. Los cuatro grifos y las cinco farolas que componen la fuente dominan la plaza, donde, gracias a la sombra de los muchos arboles que rodean la fuente, los vecinos suelen descansar en verano.

José Antonio Rivero, de 60 años, es el dueño de la cervecería José, ubicada justo enfrente de la plaza. El también piensa un poco cuando se le pregunta sobre plaza de les Fonts. «Querrás decir la plaza Tutti Frutti», responde con una sonrisa. Cuenta que en el barrio casi nadie se refiere a ella por su propio nombre, pero que todo el mundo la conoce con este curioso apodo, que tiene su origen en el programa Tutti Frutti de Tele 5,  emitido entre 1990 y 1992. «Nos hizo gracia. Tal vez sea por los árboles, pero seguimos llamándola así después de 20 años», sonríe José.

Jordi Tur, dueño de la droguería industrial Besòs cuenta que es una pena que solo la gente del barrio conozca esta plaza. «Si no vas a propósito es dificil tropezar con ella. Pero es un rincón tranquilo», explica.

Fuente sin rastro

La plaza de las Fonts, a pesar de ser un rincón de cierto interés histórico parece sufrir del síndrome de la plaza fantasma. No hay rastro de su fuente en el listado de las 17 fuentes de Canaletes que hay distribuidas por Barcelona. No se encuentra en listados de monumentos del barrio ni del distrito. Y está escondida a los paseantes.

El barrio de Baró de Viver debe su nombre a un alcalde de los años 20, durante la dictadura de Primo de Rivera, con una pequeño paréntesis durante la Segunda República, cuando su nombre cambió unos  años por el de  Pi i Margall.