Crisis sanitaria internacional

Los sanitarios del Carlos III sufren rechazo de familiares y compañeros

M. V. / MADRID

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Han atendido a los misioneros repatriados y a su colega Teresa Romero, en muchos casos de modo voluntario, y la recompensa social que están obteniendo es el rechazo. Buena parte de los enfermeros del hospital La Paz-Carlos III se encuentran ahora con «padres que no quieren que vayan a visitarles, compañeros de trabajo que se apartan cuando van a cambiarse al vestuario y otras situaciones de estigmatización que provienen  de la falta de información». La alerta la lanzó ayer el presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González, durante la exposición de las conclusiones de la cumbre internacional de estos profesionales sobre el ébola que concluyó en Madrid.

Los 12 enfermeros del centro sanitario madrileño que han participado en el encuentro coinciden en denunciar el mismo fenómeno, según González, que explicaría también que ninguno de ellos haya querido dar la cara en público «para evitar ser más estigmatizados aún».

La principal conclusión del encuentro de sanitarios es que «España no estaba preparada» y que «si no se reconocen los fallos no se podrá mejorar». El director de la Confederación Europea de Enfermería, Paul de Raeve, confesó que se quedó «en estado de choque» cuando escuchó los testimonios españoles aportados durante las jornadas.

FALTA DE RIGOR / Los enfermeros también salieron al paso de la reacción «corporativa» de los colectivos de médicos al acusar a la auxiliar infectada de «faltar a la verdad» al afirmar que sí dijo a su facultativa de cabecera que había atendido a enfermos de ébola. El Colegio de Médicos de Madrid y el sindicato Amyts habrían actuado, según Máximo González, con «falta de rigor» porque si se lo dijo o no «solo lo pueden saber ellas dos» y, en cualquier caso, «el que deberá determinarlo es el juez».

González cargó aún con más dureza contra la facultativa del Carlos III Marta Arsuaga, a la que acusó de vulnerar el secreto médico-paciente, al declarar al programa España Directo que la auxiliar sí confesó que se había tocado la cara. «Lo dijo varias veces y está grabado», aseguró la médica.