No a una lista del 'no'

PSC, PPC y Ciutadans rechazan de plano una alianza antiindependentista cara a unas elecciones plebiscitarias Los populares catalanes no han defendido la oferta que enarboló Cospedal

Otros tiempos 8Navarro, Llanos de Luna, Rivera y Camacho brindan por la Constitución, hace un año.

Otros tiempos 8Navarro, Llanos de Luna, Rivera y Camacho brindan por la Constitución, hace un año.

RAFA JULVE / JOSE RICO / BARCELONA

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La posibilidad de que CiU, ERC, ICV y la CUP formen parte de una lista conjunta en unas eventuales elecciones plebiscitarias es directamente proporcional a la viabilidad de una candidatura con el PSC, el PPC y Ciutadans. Nula. Es más, tal vez las diferencias en el bloque del no aún son mayores que en el del . Ejemplo: cuando la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, propuso el 5 de septiembre en Barcelona un frente de los partidos contrarios a la independencia, a los destinatarios del mensaje les faltó tiempo para repudiar la invitación. Solo la abrazó UPD, que en las elecciones al Parlament del 2012 sacó 14.614 votos.

«Es hora de rehacer puentes, y no de crear frentes». Así desechó el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, la oferta de Cospedal. La frase resume toda una estrategia construida a inspiración vasca. El PSE del exlendakari Patxi López sacó petróleo de un discurso equidistante entre «separatistas» y «separadores». El PSC considera igual de responsables de la enconada situación actual a Artur Mas y a Mariano Rajoy, pero señala más al PP como culpable del crecimiento del independentismo.

De ahí que Iceta haya dado orden de evitar en lo posible las coincidencias con el PPC y Ciutadans en el Parlament, máxime cuando el líder socialista opina, pese a los hachazos de los sondeos, que el desenlace del 9-N puede proporcionarle oxígeno electoral al demostrarse que no podía haber consulta si no era pactada. Un ejemplo de esta estrategia de distanciamiento se dio en el debate de política general. Los socialistas rechazaron una resolución de los populares que instaba a «acatar» la suspensión de la ley de consultas y del 9-N.

Cierto es que el PSC avaló la norma, pero fuentes socialistas explicaron que el voto en contra también respondía al hecho de «no hacerle el juego a quienes han originado el incendio». En esta táctica, Iceta no se permite patinazos como el que en la propia dirección socialista creen que dio su antecesor, Pere Navarro, el año pasado con la foto del brindis con Alicia Sánchez-Camacho Albert Rivera el Día de la Constitución. Iceta evitó repetir el tridente antisoberanista el 12-O y tampoco se espera que lo haga el próximo 6-D.

El PPC no ha hecho gran bandera de aquella oferta de Cospedal. Jerarquía obliga, ni Camacho ni el portavoz Enric Millo han contradicho a la número dos del partido. Ambos han reiterado la mano tendida al resto de fuerzas «constitucionalistas», pero lo han hecho con la boca pequeña y sin colocar la cuestión en el centro del debate. Más para intentar dejar en evidencia a sus rivales que para forjar realmente un acuerdo.

¿Mejor unidos?

Como le ocurre a CiU con ERC, el PPC ve cómo Ciutadans le sobrepasa en las encuestas. Esa es una razón de peso para entender la oferta de Cospedal. Juntos sumamos era su lema de precampaña en el 2012, y una lista conjunta de PPC y Ciutadans permitiría a los primeros camuflar la gran fuga de votantes que les vaticinan los sondeos. Sin embargo, como lo demuestra que la propuesta llegara vía Madrid, los reparos son mayores entre los populares catalanes que en la dirección nacional: de concretarse esa candidatura, Camacho tendría que negociar con Rivera toda la lista, incluido el cabeza de cartel.

En perjuicio del morbo, es harto difícil que esa negociación llegue a producirse. Mejor unidos era el eslogan de Ciutadans para la campaña del 2012, pero su líder prefiere ir a las urnas por libre y aprovechar el empujón que le pronostican las encuestas (de los 9 diputados actuales a 17). Además, Rivera rechaza unirse a partidos «marcados por la corrupción» y que «no están haciendo nada por regenerar y levantar España». Su objetivo, eso sí, sería buscar alianzas poselectorales con el resto de fuerzas antisoberanistas para intentar formar un Govern del que él se postularía como presidente.