SONDEO DEL GESOP

El seísmo en la izquierda y la caída de CiU sacuden el mapa de BCN

JOSE RICO
BARCELONA

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Barcelona suele ser un buen sismógrafo para detectar los movimientos tectónicos que en un futuro más o menos cercano removerán la política catalana. En el ayuntamiento de la capital nació y murió el tripartito de izquierdas antes de que naciera y muriera al otro lado de la plaza de Sant Jaume. Esa eficacia predictiva volverá a ponerse a prueba a partir de las elecciones municipales del 2015, en las que Barcelona puede ser el epicentro de un temblor de grado superlativo. A 10 meses de los comicios, el mapa municipal que podrían dejar las urnas haría de la gobernabilidad de la ciudad una misión no apta para cardiacos. El desgaste de la CiU de Xavier Trias y el auge de ERC y de la izquierda alternativa arrojarían un consistorio troceado en siete fuerzas políticas, en el que la distribución de los 41 concejales obligaría a forjar alianzas contranatura para gobernar la ciudad.

El actual alcalde volvería a ganar las elecciones pero vería mermada su fuerza y se quedaría con 10 u 11 concejales de los 14 que ahora tiene, según refleja el Barómetro de Política Municipal elaborado por el Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) para EL PERIÓDICO. Pese a que su gestión municipal obtiene un aprobado, Trias acusa el terremoto que el proceso soberanista ha provocado en las expectativas electorales de CiU. En Barcelona, como en el conjunto de Catalunya, ERC sería el refugio de buena parte de los votantes de la federación nacionalista, el 17,2%. En el sondeo de hace dos años, aún sin el órdago independentista de por medio, Trias aguantaba el tipo. Pero en la encuesta del 2013, a mitad de mandato, comenzó a perder fuelle a favor de Esquerra.

Fruto de esta tendencia, los republicanos, que estrenarán candidato, Alfred Bosch, después de 15 años de Jordi Portabella, multiplicarían por cuatro su representación y pasarían de 2 a 8 ediles, y de quinta a segunda fuerza municipal. Sin embargo, este aumento sería insuficiente para que Trias pudiera reproducir el pacto de gobernabilidad con ERC que sostiene a Artur Mas en la Generalitat. Les faltarían dos regidores para llegar a los 21 de la mayoría absoluta.

Es decir, si quiere garantizarse un gobierno estable, CiU necesitaría un acuerdo con al menos dos socios, un objetivo que se presume de suma dificultad ante la fragmentación de la izquierda. El desplome del PSC, que no levantaría cabeza ni con el nuevo alcaldable, Jaume Collboni, beneficiaría a una fuerza de nuevo cuño: Guanyem. La plataforma que promueven varios movimientos sociales liderada por Ada Colau, que se nutre del voto de los indignados, podría lograr hasta cuatro concejales.

Una cosecha meritoria en un colectivo que apenas atesora un mes de vida y que conseguiría a costa del PSC, que se precipitaría de 11 a 6 ediles, y de ICV-EUiA. Los ecosocialistas, que en los dos barómetros anteriores registraban una ligera mejoría, ven cómo se voltea bruscamente esta tendencia con la irrupción de Colau y pasarían de los cinco regidores actuales a tres o cuatro, empatados con Guanyem. De hecho, Iniciativa solo fidelizaría al 41,7% de sus votantes, y el 19,4% se decantaría ahora por Colau.

PACTOS MÁS QUE ESPORÁDICOS / En el otro extremo del arco municipal, el PPC podría perder hasta tres de sus nueve concejales, que recogería Ciutadans, la otra marca que accedería al consistorio aupada por la pulsión soberanista. Con este mapa tan endiablado, Trias podría ser reelegido alcalde como líder de la fuerza más votada, pero toda su gestión quedaría a expensas de pactos a tres bandas que obligarían a poner de acuerdo a fuerzas a priori incompatibles. Por ejemplo, el apoyo a la vez de ERC y PSC o de PPC y PSC.

No obstante, la encuesta muestra que este panorama podría verse alterado (y complicarse todavía más en términos de gobernabilidad) si fructifica una coalición entre Guanyem y otras marcas de izquierda, como ICV-EUiA, la CUP y Podemos. Este factor y el desenlace del proceso soberanista marcarán la intensidad del seísmo.