La estrategia del PSOE

Rubalcaba estrenó en Barcelona su candidatura con una oferta a Mas

Alfredo Pérez Rubalcaba, durante la rueda de prensa que ofreció ayer en Almería sobre la crisis de los pepinos españoles en Alemania.

Alfredo Pérez Rubalcaba, durante la rueda de prensa que ofreció ayer en Almería sobre la crisis de los pepinos españoles en Alemania.

ALBERT OLLÉS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No exagerabaJosé Luis Rodríguez Zapatero cuando aseguró el pasado sábado que su sucesor en la candidatura a la presidencia del Gobierno,Alfredo Pérez Rubalcaba, es un político de movimientos rápidos, que llegó a correr los100 metros lisos en 10,9 segundos. Ni tampoco fue una bravuconada la afirmación que lanzó el vicepresidente el lunes al decir que creía saber «cómo resolver la relación compleja» entreCatalunya y España. Y es que, además de veloz, Rubalcaba es un experto jugador de mus y ese día se guardaba una carta que, con la colaboración y el guiño necesario deCiU, puede condicionar el escenario político hasta laselecciones generales del 2012.

El 26 de mayo, mientras toda la atención se centraba en el anuncio que había hecho por la mañanaCarme Chacón de que no se presentaba a lasprimarias en el PSOE para competir conRubalcaba, el ministro del Interior se trasladaba, raudo y veloz, hasta el Palau de la Generalitat, donde le esperabanArtur Mas y Josep Antoni Duran Lleida. Según ha podido saber este diario, la reunión fue solicitada por el dirigente del PSOE, que sondeó la posibilidad de obtener de la federación nacionalista unacolaboración parlamentaria estable en Madrid hasta el próximo marzo. Lo que, básicamente, se concretaría en el apoyo de los 10 diputados de CiU en el Congreso alpresupuesto del 2012, el último de la legislatura, y a lasreformaslegislativas vinculadas a la negociación de los convenios colectivos, que mantiene enzarzados a la patronal y los sindicatos.

INFRAESTRUCTURAS/ Como contraprestación, y según las mismas fuentes, Rubalcaba ofreció desbloquear algunas de lasinversiones en infraestructurasque ha solicitado en los últimos meses el Ejecutivo catalán, entre ellas, las concernientes a la financiación del traspaso de la gestión delservicio de Rodalies y de los trenes demedia distancia. La gestión delaeropuerto de El Prat, como pidió hace dos días en su blog el parlamentario convergenteJordi Xuclà, podría ser otro de los temas que se incluya en la carpeta.

Pero hubo más. La consignación a finales de este año de los1.450 millones de euros del fondo de competitividad también estuvo sobre la mesa. Ello podría explicar el tono moderado que empleó el pasado martes la vicepresidenta económica del Gobierno central,Elena Salgado, al ser preguntada por la previsión de la Generalitat de doblar porcentualmente en este ejercicio el tope dedéficit que el Ministerio de Hacienda exige a las autonomías para cumplir con los criterios de reducción de la deuda marcados desde la Unión Europea. Si al final se incluyera el anticipo del fondo, el déficit catalán, evidentemente, sería mucho menor.

PACTO FISCAL / Puestos a prometer, incluso se mencionó abrir el melón delpacto fiscal, la madre de todas las reivindicaciones que CiU tiene pendientes a medio plazo con el Ejecutivo español. Un compromiso del titular de la cartera de Interior supeditado, en este caso, a que consiga suceder también a Zapatero como próximo inquilino de laMoncloa.

De lo que no se habló fue de un cambio de cromos que conllevase el apoyo del PSC, aunque fuese mediante la abstención, alpresupuestode laGeneralitat de este año. Un nuevo síntoma de que Mas cuenta para este cometido conotros aliados, y que prefiere -como pasó en el 2006 con el pacto entre CiU y Zapatero sobre el Estatut- dejar a lossocialistas catalanes fuera del juego.

A la espera de la respuesta de CiU, laoferta de Rubalcaba va más allá de unos pactos concretos, y es de largo recorrido. Para empezar, enterraría cualquier posibilidad deanticipar las generales, por mucha presión que siguiera haciendo el PP tras su amplia victoria en los comicios del 22-M. Una opción que daría al ministro todo el tiempo posible (10 meses) para preparar su candidatura.

Además, un primer aperitivo deacuerdo PSOE-CiU, como el que funcionó en tiempos de Felipe González y Jordi Pujol, serviría para ensayar posiblescolaboraciones futuras, de más duración y contenido, después de las generales. En la federación se observa el ascenso deRubalcabacomo unrevulsivoen las filas socialistas que podría impedir al PP lograr la mayoría absoluta, requisito indispensable si los nacionalistas aspiran a a ser necesarios como socios en Madrid y sacar rédito en forma de contraprestaciones económicas.

Este escenario es válido conMariano Rajoy de presidente, pero ante el efecto bumerán que genera esta alianza en un sector importante de la militancia de CiU, a nadie se le escapa que el compañero perfecto para jugar la partida sería Rubalcaba. «Habrá más partido. Habrá, ahora con más probabilidad que antes, un escenario sin mayoría absoluta.CiUpuede recoger un voto práctico, unvoto útil», escribió Xuclà en su profético blog.