Rajoy no ofrecerá «reformas» a Catalunya hasta pasado el 9-N

Camacho, con la vipresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Camacho, con la vipresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

RAFA JULVE
BARCELONA

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Con la Constitución como tablero de juego irrenunciable, el Gobierno de Mariano Rajoy mantuvo este lunes la oferta de «diálogo» para encontrar una salida al conflicto catalán. El propio presidente ha redoblado ese mensaje en los últimos días y el lunes, por boca del portavoz del PPCEnric Millo, su partido ha llamado al resto de fuerzas «a sumar grandes consensos» para negociar las «reformas necesarias». El dirigente conservador, no obstante, ha dejado claro que no moverán ficha antes del 9-N. «Las próximas semanas ya están marcadas», resumió para evidenciar que no quieren hacer ninguna cesión antes del día de una consulta «que no se hará». Horas después, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, en la segunda visita a Barcelona en una semana, ha repetido lo del diálogo, aunque puso más énfasis en que su Ejecutivo seguirá actuando con «firmeza» frente a un soberanismo que genera «incertidumbre».

El PP y el PSOE ya han tenido alguna toma de contacto sobre esta cuestión. También los populares catalanes trabajan en esa vía y, como algunos ministerios, están elaborando un informe en el que analizan cómo responder a las 23 demandas que el presidentle hizo a Rajoy en la reunión que mantuvieron en julio. «Esa es la fórmula a seguir, la de la negociación y el diálogo dentro de la ley», ha reiterado Millo, quien no ha descartado la posibilidad de reformar la Carta Magna, aunque con condiciones: hay que consensuar primero las reformas y después mirar si estas implican cambiar la Constitución; no acometer esa modificación legal solo para contentar a «algunos» y sin tener claro para qué. «No se puede poner el carro delante de los caballos. Hay medidas que no implican retocar la Constitución», ha resumido.

LAS 23 PROPUESTAS DE MAS / Los populares ven ejemplo y margen de maniobra en aquellas 23 propuestas de Mas, que incluyen desde infraestructuras hasta cuestiones de financiación. Según fuentes del partido, «la mitad de ellas se pueden negociar y llegar a acuerdos, otras podrían tener cabida en el diálogo y un tercer bloque es imposible abordarlo». Aparte, subraya un dirigente, el PPC seguirá insistiendo en reclamar un «modelo fiscal singular» para Catalunya pese a que el Ejecutivo central se resiste a abrir ese melón.

También ha evitado hablar de ello Santamaría. En su discurso público ante la junta directiva de los populares catalanes, la vicepresidenta ha preferido reiterar que Catalunya goza «de más autogobierno que nunca», ha recordado las ayudas que ha recibido por parte del Estado en los últimos años y ha subrayado la tesis del Ejecutivo central de que el país está saliendo de la crisis para invitar a los catalanes «a participar de la recuperación» económica de España en lugar de obnubilarse con «horizontes irreales».

«Algunos pretenden ser un nuevo Estado y antes deberían pretender ser un buen gobierno», ha espetado en uno de los múltiples ataques que lanzó contra Mas. Otro de ellos fue cuando ha avisado de que el Ejecutivo central «seguirá actuando para que la ley se cumpla y la democracia se respete con la firmeza que haga falta y la serenidad que aconseja el Estado de derecho». En conclusión: hasta después del 9-N no hay nada que dialogar y sí mucha dureza que mostrar frente a la consulta.