REUNIÓN DECISIVA EN LA MONCLOA

Rajoy y Mas se dan margen para el diálogo pese al choque por el 9-N

FIDEL
Masreal

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Frente a quienes esperaban o incluso deseaban un choque total en todos los frentes, las más de dos horas de reunión entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Artur Mas, sirvió para constatar el desencuentro sobre la consulta soberanista pero para abrir lo que el president definió como «un clima de diálogo» en relación a toda una serie de cuestiones también decisivas: economía, competencias y servicios sociales, entre otras.

Los equipos de ambos mandatarios prepararon la cita con la intención de marcar perfil, pero mostrar voluntad de acuerdo. A ninguna de las dos partes le interesaba cargar con la etiqueta de no dialogantes. Fue, en palabras del propio Mas, un win-win. Rajoy accedió a recibir a Mas y este, consciente de que en relación a la consulta no conseguiría avances, quiso demostrar que tampoco por él quedará el intento de mantener puertas abiertas. El president llegaba a la reunión en plena tormenta por el caso Pujol. Y salir airoso de la cita en estas circunstancias fue, según sus colaboradores, todo un éxito.

La carpeta de la consulta transcurrió según lo previsto. Rajoy no solo le reiteró a Mas que es una convocatoria ilegal, sino que le dejó claro («a buen entendedor pocas palabras bastan», comentó con una sonrisa el president) que el Gobierno impugnaría ante el Tribunal Constitucional la convocatoria.

Es más, en el comunicado del Gobierno sobre la reunión, y en la versión que dio de la misma la presidenta del PP catalán Alicia Sánchez-Camacho, se advirtió de que la «inestabilidad política» provocada por la consulta puede poner en riesgo la recuperación económica.

Mas replicó lamentando no haber encontrado propuesta alternativa  alguna para resolver el conflicto. De esta forma dio por enterrada totalmente la llamada tercera vía.

Ante este escenario de bloqueo, que sin duda el Gobierno mantendrá, ¿tirará el Govern adelante con la consulta pese al veto del TC, como plantean entre otros su socio Oriol Junqueras? A esa pregunta no contestó, más allá de mostrar una convicción total en convocar a las urnas. Algo que podría hacerse mediante unas elecciones plebiscitarias. Si el TC veta la iniciativa, se limitó a apuntar Mas, «estaremos en otra fase, quizá en la última fase de este proceso, pero ahora pondremos toda la carne en el asador para poder votar el 9 de noviembre».

Aunque la cuestión central del encuentro de ayer fueron las puertas que se abrieron entre ambos en relación a las 23 propuestas que le trasladó Mas y que dieron a la reunión un tono totalmente distinto al portazo con el que se saldó la entrevista de hace dos años, en la que el president propuso el pacto fiscal en plena efervescencia soberanista tras la Diada del 2012. No es la intención del presidente de la Generalitat  la de acortar la legislatura, como hizo entonces tras el rechazo frontal de Rajoy a esa propuesta de financiación específica para Catalunya.

Las puertas se han abierto, esta vez, para abordar cuestiones como la financiación de los servicios sociales en Catalunya. Rajoy ofreció la reestructuración de la deuda del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) en el marco de un «paquete de apoyo económico a las comunidades autónomas». «Sería positivo si se cumple», admitió Mas. El presidente del Gobierno central prometió también en el comunicado posterior que Catalunya saldrá beneficiada de la reforma fiscal y de los planes de crecimiento y competividad del Ejecutivo del PP.

Mas no hizo un balance tan optimista de la capacidad de acuerdo en los 23 temas que le propuso. En cuestiones como la «recentralización» competencial, la ley Wert o la inexistente reforma del modelo de financiación autonómica. O asuntos más concretos como la lanzadera desde Sants a la terminal 1 del aeropuerto de Barcelona. Sea como sea, las puertas han quedado abiertas y Mas dijo esperar concreciones antes de final de año.

Conclusión: la cita podría haber acabado peor, vistos los precedentes, pero ambos mostraron un interés evidente en evitarlo.