Interior impulsa un plan de reinserción en las cárceles

Rajoy hace un gesto a los presos de ETA para provocar división

GEMMA ROBLES / PILAR SANTOS
MADRID

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El presidente del Gobierno tomó ayer una decisión que no ha dejado indiferente a nadie: autorizar un plan integral de reinserción que permitirá a varios colectivos de presos, entre otros el de etarras, lograr un acercamiento a prisiones cercanas a sus domicilios tras firmar un documento de arrepentimiento y renuncia a la banda a la que pertenecían. Para los que esperan un paso valiente del Ejecutivo conservador que ayude a consolidar el proceso de paz que se puso en marcha hace seis meses, el gesto sabe a poco. Pero para el ala más radical del PP, así como para UPD -que ha demostrado superar por la derecha a los populares en este asunto- y, especialmente, para las víctimas, supone una seria afrenta y un cambio en los postulados que, durante años, ha mantenido Mariano Rajoy.

El gesto, pese a ser mínimo, pese a estar autorizado por Rajoy y contar con el respaldo de la mayoría de la oposición, levantó gran revuelo nada más hacerse público. Generó además un gran malestar en el seno del Gobierno y del PP con el ministro de Interior, Jorge Fernández, por la fórmula que eligió su departamento para darlo a conocer: según fuentes populares, no hubo coordinación previa para gestionar la estrategia de comunicación con otros compañeros de formación; se anunció de forma confusa mientras Fernández estaba en Luxemburgo y se tuvo que ir matizando en teletipos a lo largo del día para rebajar tensiones.

LOS PEROS DE MAYOR OREJA / El asunto cogió a contrapié al propio Rajoy, que, de forma notablemente incómoda, tuvo que hacer frente a una pregunta sobre el citado plan en una rueda de prensa que protagonizó en la Moncloa junto al secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen . «No ha cambiado nada. Este plan no atribuye beneficio penitenciario alguno ni supone cambios en la política penitenciaria», sentenció un Rajoy que, en el momento de su comparecencia, prefirió esconder la mano, pese a haber autorizado que otros tirasen la piedra.

El caso es que Rajoy dijo una verdad a medias, como se encargó de subrayar uno de los dirigentes más radicales del PP, Jaime Mayor Oreja, que recalcó a Europa Press que «no se entiende muy bien» que el Gobierno anuncie a primera hora de la mañana un nuevo plan de actuación para, más tarde, intentar convencer a la opinión pública (o a parte de ella) de que ese proyecto no cambiará nada. Mayor Oreja, que parece haber olvidado que él mismo propició, como ministro de Interior de Aznar, polémicos acercamientos de etarras a cárceles vascas sin que hubiera un alto el fuego definitivo sobre la mesa, se encargó de confirmar que sí hay novedad. Y esa novedad consiste en suavizar la llamadavía Nanclares, ideada por los socialistas para fomentar la división en ETA pero que no da resultados desde seis meses, justo cuando los terroristas emitieron el comunicado con el que se alejaron de la violencia.

Hasta ahora, si un etarra quería acogerse a lavía Nanclares, tenía que cumplir cuatro requisitos: firmar un documento de arrepentimiento, pedir perdón a las víctimas, comprometerse a hacerse cargo de la responsabilidad civil derivada de su delito y garantizar colaboración con la justicia. A cambio, recibía beneficios penitenciarios como la obtención del tercer grado. Con el nuevo plan del ministro Fernández, solo hay un requisito que cumplir, que consiste en admitir el arrepentimiento y dar la espalda a ETA. Pero eso no conlleva beneficios penitenciarios, sino el acercamiento a prisiones vascas y la posibilidad de, más adelante, dar el resto de pasos que sí conducen a los ansiados beneficios. O sea, que lo que busca el Ejecutivo, que en esto va de la mano de casi toda la oposición (salvo UPD y Amaiur), es dar un empujón a los presos etarras para que transiten el camino que les pone por delante el Gobierno a fin de salir de la cárcel cuanto antes, sin que se aferren a cantos de sirena de la dirección de ETA sobre hipotéticas amnistías que no llegarán. «Animo a los etarras a que se acojan a este plan y no se dejen engañar por ETA, que prometía indultos generales», dijo ayer el titular de Interior.

DE LA MANO DEL PSOE / El PP y el PSOE coinciden en estos momentos en que fomentar la división interna en la banda, principalmente en su colectivo de presos (ronda los 400), es la mejor manera de lograr que el proceso de paz no entre en vía muerta o permita que se impongan las tesis de los etarras más duros que pueden apostar por la vuelta a las armas. La estrategia política consiste en tener pequeños gestos que no supongan relevantes cesiones antes de que ETA se disuelva o entregue armas. El equipo de Rajoy defiende este camino y va a reunirse con las víctimas para tratar de convencerlas de que es lo mejor. Atrás quedaron los años en que los populares iban con ellas a manifestaciones para oponerse a tesis que actualmente, sin embargo, defienden. Son otros tiempos.