IN MEMÓRIAM

El puente de ERC de la República a la transición

Barrera, junto a Jordi Pujol, en la manifestación del 10 de julio del 2010.

Barrera, junto a Jordi Pujol, en la manifestación del 10 de julio del 2010. / periodico

ANNA SALLÉS, PROFESORA DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE LA UAB

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Con la muerte de Heribert Barrera desaparece la personalidad que ha representado más que nadie el hilo de continuidad de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) desde los años 30 y hasta la transición. Nacido en 1917, Heribert Barrera era hijo de Martí Barrera, un sindicalista que en 1931 contribuyó a la fundación de ERC y que fue diputado del Parlament de Catalunya en 1932, conseller de Treball i Obres Públiques y diputado en las Cortes españolas en 1936.

En 1935, Heribert Barrera se incorporó a las filas de las juventudes de Esquerra, justamente cuando el partido que había hegemonizado la política catalana desde la proclamación de la República estaba viviendo una dura travesía del desierto tras el frustrado intento insurreccional de octubre de 1934. En 1939, cuando ya era licenciado en Química, siguió como tantos otros el camino del exilio. Se instaló en Francia, donde se doctoró en Ciencias Físicas y donde ejerció de profesor en el Centre National de la Recherche Scientifique. En 1952 regresó a Catalunya y se convirtió en el principal responsable y máximo dirigente del partido en la clandestinidad y, como tal, contribuyó a la participación de la reconstruida ERC en diversos organismos unitarios antifranquistas, entre ellos la Coordinadora de Forces Polítiques, la Assemblea de Catalunya y el Consell de Forces Polítiques. De 1970 a 1984 fue catedrático de Química Inorgánica de la Universitat Autònoma de Barcelona.

'No' a la Constitución

ERC no pudo participar con sus siglas a las elecciones a Cortes Constituyentes de 1977 porque todavía na había sido legalizada, de manera que solo pudo hacerlo bajo el paraguas de una coalición. Ese mismo año, Heribert Barrera fue proclamado secretario general del partido, cargo que ocupó hasta 1987 y que le permitió tener un peso fundamental en la negativa de ERC a aceptar la Constitución de 1978 porque negaba --y niega-- el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Pero, en cambio, en un claro ejercicio de pragmatismo, hizo inclinar el partido a pedir el al referendo sobre el Estatut de Catalunya celebrado al año siguiente. En las primeras elecciones al Parlament de Catalunya, celebradas el 20 de marzo de 1980, ERC quedó como cuarta fuerza con 14 escaños, por detrás de CiU (43), PSC (33) y PSUC (25). Ante esta situación, se le presentaba a ERC la posibilidad de pactar con las izquierdas (PSC y PSUC) --y dar así la presidencia de la Generalitat a Joan Raventós-- o con CiU. Heribert Barrera, que siempre había manifestado una clara hostilidad hacia los comunistas, llevó su formación a apoyar al centroderecha y, a cambio, fue elegido presidente del Parlament, cargo que ocupó hasta las siguientes elecciones, en 1984. Sin duda, Barrera contribuyó a instaurar el largo dominio de CiU en el Gobierno de Catalunya. Pero la apuesta por la federación significó que ERC quedara fagocitada por el pujolismo, de manera que en las elecciones autonómicas de 1984, su representación parlamentaria quedó reducida a cinco escaños, y en las elecciones a Cortes de 1986 no sacó ningún diputado.

A partir de ese momento, Heribert Barrera, a pesar de ocupar el cargo de presidente de ERC, fue perdiendo peso dentro de la organización, al compás de la aparición de una nueva generación de políticos, entre los que destacó Josep Lluís Carod-Rovira. Su disconformidad con la nueva dirección del partido le llevó a un progresivo distanciamiento y, finalmente, a romper con ERC y a integrarse, en el 2009, en las filas del Reagrupament de Joan Carretero.