PULSO EN LA UE ENTRE SOCIALISTAS Y CONSERVADORES

El PSOE juega a despistar al PP sobre su posible veto a Cañete

GEMMA ROBLES / IOLANDA MÀRMOL / MADRID

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El secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, se estrenó en el cargo con una decisión complicada: romper el pacto que sus antecesores en la dirección socialista habían alcanzado con los conservadores europeos y ordenar, en vísperas de la votación, el rechazo de sus eurodiputados a la candidatura de Jean-Claude Juncker. La jugada le costó el aplauso de unos y las encendidas críticas de otros. Las más furibundas llegaron desde las filas del PP: hasta el presidente Mariano Rajoy le afeó a Sánchez su conducta y le auguró pérdida de crecibilidad en Europa. Pero el flamante jefe del PSOE defendió su posición alegando entonces que se limitaba a ser coherente y, por tanto, no respaldaba a un aspirante al que habían machacado en campaña electoral por sus ideas utlraconservadoras en economía.

Teniendo en cuenta esa línea argumental, sería lógico pensar que la siguiente víctima de esa coherencia a la que Sánchez se aferra sería el exministro Miguel Arias Cañete, que debe pasar un examen en la Eurocámara el 1 de octubre para convertirse en comisario de Energía y Cambio Climático. La izquierda europea tiene intención de plantar cara al aspirante español por los comentarios machistas que dedicó, en la campaña electoral de las europeas, a la candidata del PSOE, Elena Valenciano. Además, su participación en empresas petrolíferas hasta hace apenas unos días (ha optado por vender sus acciones para mejorar su imagen) ha provocado que Podemos, Izquierda Plural, ERC y Compromís se movilicen para convencer a eurodiputados de otros países de que suspendan a Cañete, lo veten, y obliguen a Juncker a buscar sustituto . ¿Y qué hara el PSOE? Por el momento, jugar al despiste con el PP, que le exige apoyo por «patriotismo».

POSIBLE ABSTENCIÓN / Del discurso que Sánchez pronunció ante sus compañeros el pasado 13 de septiembre muchos dedujeron que los socialistas rechazarían al conjunto de los comisarios propuestos por Juncker. Y que la decisión no cambiaría por el hecho de que un español optase a una de las comisarías.

¿Apoyarán sus eurodiputados a la nueva Comisión Europea?, se le preguntó el lunes 15 de septiembre en TVE. «No votarán a favor», respondió, en la línea de lo subrayado en el seno del comité federal de su partido. Unas horas después, ya en Estrasburgo y tras reunirse con autoridades europeas y colegas socialistas, Sánchez dijo que esperaría hasta el día de las votaciones para tomar una decisión definitiva, una vez que hubiera escuchado «cuáles son las políticas, compromisos y objetivos» de los aspirantes a comisarías. «Pero inicialmente les digo que estamos muy lejos del sí», puntualizó, sugiriendo la posibilidad de la abstención. Se da la circunstancia de que ocho de los políticos que optan a formar parte de la nueva Comisión Europea pertenecen a la familia socialista, aunque estará integrada mayoritariamente por miembros del grupo conservador, que fue el que ganó las elecciones de mayo.

PONS, AL CONTRAATAQUE / En lo que concierne a Cañete, el secretario general socialista avisó esta semana de que sus compañeros lo juzgarán sobre todo por las respuestas que ofrezca en su examen en la Eurocámara en materia de energía y cambio climático. Y que lo interrogarán sobre las decisiones que adoptó siendo ministro. «En su ministerio hizo lo contrario de lo que ofrece Juncker. Dice Juncker que quiere energías renovables y el Gobierno del PP las ha desmantelado. Sobre políticas de cambio climático, han ido en sentido contrario de lo que quiere la nueva Comisión», remachó Sánchez.

Esta postura no gusta en las filas populares, que ansían que el líder del PSOE les garantice apoyo para Cañete por ser español y aspirar a una comisaría. «Sánchez ha ido a Estrasburgo a jugar con los intereses de España. Esto le queda grande. Ha dicho lo que ha dicho para hacerse un huequito en los medios y ha confundido Europa con un plató de televisión», espetó Esteban González Pons el martes, sumando nuevas y provocadoras declaraciones en las jornadas siguientes, tratando de que los socialistas entraran al trapo y despejaran de una vez la incógnita que se cierne sobre su voto en el examen de comisarios. Pero el PSOE, al menos por el momento, sigue jugando al despiste.