Presión preventiva

Tácticos 8 Alfred Bosch y Marta Rovira, ayer, en la sede de los republicanos en Barcelona.

Tácticos 8 Alfred Bosch y Marta Rovira, ayer, en la sede de los republicanos en Barcelona.

XABIER BARRENA / BARCELONA

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En la noche electoral, en el simbólico centro cultural del Born, hubo 10 minutos que cambiaron el devenir de los acontecimientos y el estado de ánimo de militantes y cuadros de ERC ahí reunidos. Cerca de las diez de la noche, la televisión anunció, por un lado, el triunfo de Oriol Junqueras en Sant Vicenç dels Horts y, poco después, atribuía el quinto concejal a los republicanos en Barcelona y una tercera plaza en votos que cayó, finalmente, en manos de Ciutadans por 500 papeletas. Tras semanas de leer encuestas en las que ERC caía en el furgón de cola de los grupos en el ayuntamiento, algo remachado por el siempre falible sondeo a pie de urnas que, dos horas antes, había deshinchado a los de Esquerra con un vaticinio de sexta plaza y cuatro concejales.

Con la subida en Barcelona y el triunfo en la localidad metropolitana con mayor tasa de paro, todo el resto se revalorizó. Por ejemplo, la irrupción en Badalona, L'Hospitalet, Sabadell y Tarragona, entre otras plazas. Lo que empezó como una tarde de dudas acabó con una noche de alegría.

Subió Junqueras al estrado pasadas las 23.30 horas. El líder republicano se había mostrado en los escasos actos electorales que realizó como presidente del partido en un tono bastante bajo. Quizá con la mente en su contienda local, donde volcó todos sus esfuerzos. El del domingo, sin embargo, fue un discurso a la antigua usanza. Enérgico y, a tenor de la reacción de sus bases, ilusionante.

Lo que dijo el domingo por la noche lo repitió él mismo ayer por la mañana en Rac-1 y, horas después, también la número dos del partido, Marta Rovira. La síntesis sería que los resultados, comparados con los del 2011, son excepcionales para el partido y para el soberanismo. Y dibujan el mejor escenario posible para el independentismo de cara a las elecciones del 27-S, que los republicanos, como CiU, quieren plebiscitarias.

2011, sin proceso

Aquí, una pequeña nota. En el 2011, aún con la resaca del descalabro republicano de seis meses antes en el Parlament,  se dieron, posiblemente, los peores resultados en décadas en unas elecciones locales para ERC. Y en el 2011, el proceso no había aún arrancado, se estaba larvando, 10 meses después de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut.

Con todo, los números son explícitos. Los republicanos pasaron de 270.000 votos a 508.000, a 20.000 votos de la segunda fuerza (PSC). De 1.392 concejales (por 1.593 en el 2007) a 2.381. El soberanismo (CiU, ERC, CUP) pasó de 1,1 millones de votos y 5.378 concejales, en el 2011, a 1,4 millones y 6.080 ediles. Las fuerzas abiertamente antisecesionistas (PP, PSC y C's), por su parte, bajan de 1,12 millones de votos a 990.000. El porcentaje resultante de ayer es un 45,06% de voto soberanista por un 31,72% antiindependentista.

¿Y por qué ese afán por blindar el 27-S? Puertas afuera nadie dice dudar (desliz de Junqueras aparte, hace un mes, compensado por otro del propio president) de que Mas convocará para septiembre. Puertas adentro hay más que dudas. Y ante esta tesitura se ha optado por cortar la posible marcha atrás de CiU.  «Estamos más cerca de la independencia, la justicia social, la igualdad de oportunidades y la transparencia. El camino culmina el 27-S» clamó Junqueras en el Born.

Nótese, además, que en un intento de no dar puntada sin hilo, Junqueras aludió a las políticas sociales y de regeneración democrática. Súmese a esto sus vídeos de campaña con imágenes del caso Palau. Un intento por diferenciar tanto su mensaje del de CiU que haga imposible,  siquiera, que alguien se plantee seriamente, más allá de querer sacar réditos demoscópicos, reavivar el debate de la lista única.