Escándalo por un fraude fiscal

Moragas animó a la expareja de Pujol júnior a airear su caso

MAYKA NAVARRO / JESÚS G. ALBALAT / BARCELONA

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Faltaban cinco días para las elecciones al Parlament del 25 de noviembre del 2012, unos comicios convocados de forma anticipada por Artur Mas tras tomar impulso el proceso soberanista. Fue entonces cuando el jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas, le envió el siguiente SMS a María Victoria Álvarez, expareja de Jordi Pujol Ferrusola: «Si dieses una entrevista y lo contases todo salvarías a España y yo te haría un monumento». Le animó así a airear los tejemanejes de la familia del que fuera fundador de CiU.

Ese fue uno de los muchos mensajes de teléfono que Moragas y Álvarez, amigos desde que fueran compañeros de estudios en Barcelona, intercambiaron por aquel entonces. «Mi hijo de dice que hable, que [Pujol] es un delincuente y es mi obligación... que nos ha robado a todos los catalanes», le contestó ella.

Entre esa serie de comunicaciones, que están en poder de la Oficina Antifrau de la Generalitat -a la que Álvarez acudió a explicar lo que sabía de los Pujol-, aparece una del 13 de diciembre del 2012 en la que la mujer informó al asesor de Rajoy de que ya había prestado declaración ante la Policía Nacional. «Uauuu! Yo te haré un monumento a tu cuerpo», le respondió él.  «Mi cuerpo ya es un monumento», bromeó ella.

El tono fue menos jocoso el 18 de diciembre. El Mundo publicó una noticia sobre los supuestos viajes a Andorra con «bolsas con billetes de 500 euros» que realizaba el primogénito del expresident, información que Álvarez negó haber dicho. Ante el acoso de la prensa y la llamada a declarar de la fiscalía, Moragas le advirtió: «Vicky, esto va a ser muy duro para ti, retírate si no te sientes preparada».

Ayer, el asesor de Rajoy trató de zanjar la polémica afirmando que «no hay nada novedoso ni reprochable. No hay más comentarios ante una violación de presuntas comunicaciones que en todo caso serían  privadas». Fuentes gubernamentales, además, trataron de justificar aquella actitud de Moragas recordando que, además de la Constitución, «la ley de enjuiciamiento criminal indica que todo ciudadano que tenga conocimiento de la comisión de un presunto delito tiene la obligación de denunciarlo».

LA AUDIENCIA NACIONAL / Álvarez acudió dos veces a declarar a la Oficina Antifrau. Y en una de ellas mostró su preocupación por salvaguardar los contenidos de su teléfono y de uno de sus ordenadores. Los responsables de este organismo le ofrecieron guardar el móvil y el disco duro del ordenador en la caja fuerte del director de la oficina, Daniel de Alfonso, tras hace una copia encriptada del contenido de los dos terminales que entregaron a la mujer.

En los últimos meses, el director de Antifrau y uno de sus colaboradores han viajado a Madrid para entregar dos informes al juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, y a la fiscala anticorrupción Belén Súarez. En ambas entrevistas se les ha comunicado la existencia de un cruce de mensajes entre Álvarez y Moragas y Alicia Sanchez-Camacho que a juicio de los técnicos de la oficina «no eran relevantes» para el avance de la investigación por blanqueo de capitales que Ruz dirige en la Audiencia. Ni Ruz ni la fiscala han solicitado esas transcripciones a Antifrau.