la gestión del proceso participativo

Mas usa el éxito del 9-N para imponer a ERC su ruta soberanista sin prisas

Mas, vitoreado por la cúpula de CDC, ayer ante la sede del partido, en Barcelona.

Mas, vitoreado por la cúpula de CDC, ayer ante la sede del partido, en Barcelona.

XABIER BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA

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Como sucede tras las elecciones, en las que todos los partidos se sienten ganadores, ayer los dos principales partidos soberanistas, CDC y ERC, trataron de llevar a su terreno el resultado del 9-N, con lo que pusieron en evidencia sus profundas discrepancias, larvadas durante las últimas semanas y meses. Convergència intensificó la personalización del proceso en su líder y presionó a los republicanos en favor de unas elecciones de corte plebiscitario y con lista conjunta, pero sin calendario detallado y siempre tras un nuevo intento de diálogo con el Gobierno de Mariano Rajoy. Esquerra se fajó por evitar que Mas capitalizara todos los parabienes por los buenos resultados de participación y reivindicó de nuevo una convocatoria de elecciones anticipadas que pudieran generar el mandato democrático necesario para enfilar el camino de la independencia sin dilación. ERC insiste en esa inmediatez por emprender la vía definitiva del adiós a España tanto por convicción como por mantener alejados a los convergentes, alérgicos a los giros bruscos.

Mas entró ayer en la sede de Convergència rodeado de aplausos y saludos de la dirección y trabajadores del partido. Es una nueva demostración, junto a su comparecencia no prevista el domingo y sus tres entrevistas televisivas en dos días, de que en su partido están decididos a que sea él quien capitalice la jornada del domingo. ¿En favor de qué? Primero, de sí mismos, dado que el partido y el Govern no pasan por su mejor momento ni en las encuestas ni en el Parlament, sin socio estable para aprobar los presupuestos.

En segundo lugar, en favor de una estrategia en la que Mas quiere marcar los ritmos. Sin prisa. Convergència apuntó ayer directamente hacia las «probables» elecciones de corte plebiscitario. Pero sin plazos y siempre después de un enésimo intento de negociar con Rajoy los términos de un referéndum definitivo. Hoy Mas enviará al jefe del Ejecutivo una carta pidiendo una negociación y explicará en rueda de prensa sus próximos movimientos.

EL QUÉ Y EL CÓMO / Lo importante para CDC es ahora el qué y el cómo, pero no las prisas, el cuándo (que es precisamente lo que sí preocupa a ERC). El qué es la independencia, pero sin fijar todavía los términos concretos en los que se debería plantear en un programa. El cómo es mediante una lista única, no una coalición de partidos, sino una aglomeración de fuerzas políticas y representantes sociales. Ese es el plan de CDC, que recupera con fuerza ahora tras la celebración del 9-N, una jornada de votación cuyo éxito atribuyen Rull y Mas a que instituciones, partidos y sociedad organizada han ido «cogidos de la mano». Unió mostró ayer mucho menos entusiasmo en esta lista única.

ERC, en tanto, no se altera. Hace ya semanas que en paralelo a la preparación del proceso participativo, con una intensa campaña con más de 500 actos, se ha ido mentalizando para el 10-N. La unidad, dice Esquerra, no es cosa de dos. La unidad es mantener a las cuatro fuerzas (CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP) a piñón. Y si ello no es posible, no hay unidad.

Para Esquerra, el mandato que las urnas participativas dieron el domingo fue pasar a una nueva fase. Y, añaden ellos, lo antes posible, por cuanto la gravedad de las finanzas de la Generalitat no permite perderse en otros derroteros. «Hemos agotado la vía del diálogo para hacer un referéndum acordado», subrayó la secretaria general, Marta Rovira, en un mensaje diáfano a CiU. «Lo hemos intentado todo, hasta 16 veces lo hemos pedido», señaló en referencia  a las iniciativasde todo tipo presentadas en el Congreso.

Asi las cosas, según el discurso republicano, todo conduce a unas nuevas elecciones. El 9-N marca el final de una fase, la surgida del Parlament elegido del 25 de noviembre del 2012 en el que nació el «mandato de los ciudadanos» para conseguir una referéndum, con el resultado ya conocido de que esa cita con las urnas adoptó el tono sucedáneo de proceso participativo. Caída la hoja del calendario, se precisa un nuevo Parlament para dar curso a la independencia (Rovira cree a pies juntillas que la mayoría de catalanes es «independentista»).

El guion de ERC, apuntó, pasa por que se celebren las elecciones y generen «el mandato democrático de declarar la independencia y formar un parlamento constituyente con un gobierno de transición nacional con la máxima representación posible», aseveró la número dos republicana. Es decir, ahora sí, unitario.

ESTRUCTURAS DE ESTADO / Más motivos por los que ERC cree imprescindible embocar ya la calle de la independencia. Las mil veces nombradas estructuras de Estado, según ellos, no se pueden edificar desde el autonomismo, sino desde la propia independencia, porque , de lo contrario, se topa con el ordenamiento constitucional español. CiU ha insinuado alguna vez que se precisa de un tiempo transitorio antes de la proclamación efectiva de la independencia justamente para poner a punto organismos como la agencia tributaria catalana, que deberá recaudar los impuestos de los catalanes.

El que Mas pusiera en conocimiento del gran público algo así como lo que era un plan secreto, solo desvelado a Oriol Junqueras en la reunión del 7 de agosto (la de la primera gran crisis) es entendido por los republicanos como una aceptación tácita de la federación de que la lista conjunta está más que difícil. Los objetivos son demasiado dispares y, ahora, demasiado públicos para que quepa la enmienda o corrección. ERC sospecha que Mas se siente reforzado por el resultado del proceso participativo y que confía en dar la vuelta a unos sondeos que ahora le otorgan una desventaja de seis puntos con respecto a la fuerza que lidera Junqueras.