Mas se resiste a anunciar antes del 9-N las elecciones

El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, frente a Artur Mas, en una ejecutiva de CiU, el año pasado.

El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, frente a Artur Mas, en una ejecutiva de CiU, el año pasado.

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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El proceso soberanista va camino de convertirse en un laberinto lleno de cacofonías y contradicciones que requerirá un manual para ser descifrado. A falta de tres semanas para la celebración del "proceso participativo" (lo define así el secretario general de CiURamon Espadaler), aparecen resquemores entre la ANC y el Govern y afloran "unidades técnicas" entre partidos desmentidas a los pocos minutos. Lo cierto es que tras el órdago de la ANC y Òmnium Cultural al 'president' Artur Mas, exigiéndole que anuncie elecciones si quiere su apoyo al nuevo 9-N, el Govern responde con otro envite: Mas no tiene intención de hacer este anuncio hasta ver qué participación genera su propuesta participativa. Y si se restaura o no la resquebrajada unidad.

En el Govern y Convergència no se esconde el enojo con la ANC por haber exigido ayer la convocatoria de elecciones en tres meses. Hablan de una actitud incomprensible, chantajista e injusta, de "exigencias incomprensibles". Irritó en CDC que la líder de la ANC, Carme Forcadell, proclamara: "Nosotros hemos asumido nuestra responsabilidad, ahora os toca a vosotros demostrar que sois dignos representantes del pueblo que os ha votado". "¿Qué quieren decir? ¿Hasta dónde hemos llegado? A nosotros nos han votado más de un millón de personas", se quejaba un miembro de Convergència. En el partido sienten que la ANC fue el domingo desagradecida con Mas, que ayer en la ejecutiva de CiU, en un tono sobrio, subrayó que él nunca ha engañado a estas organizaciones. Fuentes de la ANC comentaron, en este sentido, que si Mas les da su palabra de convocar a las urnas será suficiente, dado que, admiten, nunca les ha fallado en sus promesas.

LA RÉPLICA A FORCADELL

Y sobre la condición de la ANC para apoyar el 9-N, es decir, anunciar elecciones antes, en CDC y en el Palau de momento responden que es una opción incongruente por dos motivos. El primero, que deben centrarse los esfuerzos en el plan para el 9-N. "¿De qué serviría convocar elecciones si no ha ido bien la consulta?", argumentan. El segundo, que si se cede a la ANC ahora, en dos meses puede formular otra exigencia. También hubo mensajes en público, algo menos contundentes. Primero fue el 'conseller' de Presidència, Francesc Homs, quien recordó que la facultad de convocar elecciones es "exclusiva por parte del 'president' e indelegable". Homs añadió que Mas iniciará contactos con todos los actores implicados en el proceso. Poco después, el secretario general de CiU y 'conseller' de Interior, Ramon Espadaler, también daba largas a la ANC: "Ayer (por el domingo) había una petición respetable, pero puede haber otras voces, las de otras fuerzas políticas. Escuchamos, tomamos nota, pero no hace falta que sea de ahora al 9 de noviembre".

"Unos queremos urnas, otros quieren la bronca", afirman en CiU. El caso es que el propio Mas fue quien, hace exactamente una semana, elevó las elecciones a la categoría de "consulta definitiva" por encima del 9-N iniciamente previsto y por encima del plan alternativo. Convergència argumenta que ese movimiento respondió a lo que califican de "incongruencia" del líder de Esquerra, Oriol Junqueras, quien el día anterior se desmarcó de los planes de Mas y pidió elecciones. El objetivo de ERC nunca habían sido las elecciones, se quejan en CDC.

CASILLA DE SALIDA

Otro rompecabezas es si para Convergència es imprescindible o no que las elecciones se celebren con una lista única de los partidarios de la independencia. Era el marco fijado por Mas el martes. Tras la movilización del domingo, el coordinador nacional convergente, Josep Rull, afirmó en la misma plaza que ya no había "condiciones previas". Ayer, en Rac1 pareció rectificar: "Lo más importantes es cómo, con quién, qué y porqué". Parece volverse a la casilla de salida: elecciones solo si el 9-N es un éxito, solo si hay lista única y solo si el programa es sobre la independencia.

En respuesta a la petición de unidad de la ANC y Òmnium, Homs dio ayer la sorpresa al incorporar un nuevo concepto: la "unidad técnica" alcanzada con un "preacuerdo" con la CUP, basado en 10 de los 11 puntos que la fuerza anticapitalista exige para apoyar el nuevo 9-N. El punto que CiU no asume es el que pide el "desacato de cualquier suspensión" del Estado respecto al plan de Mas. La CUP desmintió enseguida que existiera un acuerdo "bilateral" y aclaró que el Govern había asumido algunas de sus peticiones. ERC e ICV-EUiA no salían de su "incredulidad" sobre el supuesto acuerdo. El laberinto se retuerce. Todavía más.