Mas y Junqueras airean su disputa tras simular un acercamiento

Artur Mas durante el acto de clausura de los actos del Tricentenario.

Artur Mas durante el acto de clausura de los actos del Tricentenario. / pll/rgl

XABIER BARRENA / NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Ceremonia de la confusión entre Artur Mas y Oriol Junqueras. Con las trincheras muy definidas, el president lanzó ayer una nueva (quizá la última) propuesta que, además de las dos alternativas de lista ya conocidas y rechazadas por ERC (la candidatura única y la exclusividad de CiU para incluir independientes en la lista), aportaba una tercera vía: demorar las elecciones hasta que se redactara un boceto de Constitución del eventual Estado catalán. El no de ERC estaba cantado por cuanto su exigencia número uno, como la de la ANC y Òmnium Cultural, era la convocatoria inmediata de elecciones. Pero si Mas quería que fuera ERC la que diera el portazo, erró. Los republicanos aportaron toda la niebla que pudieron al dar por cerrado un acuerdo sobre las listas y la convocatoria rápida de elecciones, pero reivindicando su soberanía (con perdón) para confeccionar sus listas como les plazca, sin que Mas pueda terciar en cómo y a con quién las hacen. Dicho en román paladino, rechazaron la propuesta de Mas disimulándolo, para no quedar como los malos ante el independentismo.

Y no solo eso. Junqueras, en el artículo que acompaña a esta pieza, propone, además, la formación de un Govern de concentración previo a las elecciones y que dé paso a la convocatoria de las mismas. Fuentes del Ejecutivo reaccionaron a la respuesta republicana más o menos con la misma mezcla de indignación y estupefacción con la que los de ERC encajaron la triple propuesta de Mas.

El propio Mas, que había sido advertido por Junqueras de la respuesta republicana antes de que se diera a conocer en rueda de prensa, respondió al líder de ERC con un SMS en el que apunta que no le parece «correcto presentar como un acuerdo lo que no puede ser tal por cuanto se tergiversan gravemente los términos de la propuesta inicial», que atribuye (mayúsculas incluidas) a las entidades soberanistas. Mas emplaza a Junqueras a una nueva reunión la próxima semana.

Mas ya dejó caer en el acto público que presidía a primera hora de la mañana que tenía un día complicado. Y solo unas horas después se dio a conocer la carta que el president había enviado a Junqueras, a modo de última oferta para desencallar las negociaciones entre CiU y los republicanos. Bajo el título Síntesis de las propuestas para encarar la recta final del proceso de transición nacional después del 9-N-2014, Mas reiteraba las posibilidades ya conocidas, esto es, una lista conjunta o asumir la propuesta de la ANC, Òminum y la Associació de Municipis per l'Indepèndencia que apuestan por que la única candidatura con independientes fuese la del president. La novedad es que en su misiva, el líder convergente añadía esta vez una nueva opción: redactar una «propuesta de Constitución Catalana» cuyas conclusiones se incluyeran como base en los programas electorales de los partidos que hunieran participado en su elaboración. ¿Y la fecha de los comicios? Fuentes convergentes apuntaron que serían en otoño.

Pese a formular una nueva propuesta a Junqueras, el presidente de la Generalitat mantuvo su actitud hostil hacia los republicanos, a los que acusó de luchar por las «migajas autonómicas». «Noto últimamente que hay más mentalidad autonómica y regional que aspiración a un Estado propio. Algunos partidos piensan más en cómo se reparten las migajas de un poder autonómico en regresión que en sumar de una manera diferente para alcanzar un Estado propio», señaló durante la inauguración de unas jornadas que ponen punto final a los actos del Tricentenari del 1714, informa Jose Rico.

Los republicanos, y por no dar una imagen cizañera, se ahorraron cualquier crítica al president. Celebraron, con una efusión que llevó al error a más de uno -por ejemplo a las entidades soberanistas que lanzaron las campanas al vuelo en un comunicado-, el supuesto acuerdo alcanzado y subrayaron la importancia de ponerse ya a debatir sobre la hoja de ruta hacia la independencia. Un aspecto que, según fuentes de ERC, Mas no ha querido abordar en las reuniones bilaterales. «Celebramos la concreción que supone la carta de Mas porque ya se puede hablar de cómo obtener el mandato democrático para la independencia», sentenció.

Si Mas no se mordió la lengua, Josep Antoni Duran Lleida todavía fue más lejos al comparar la estrategia de Junqueras con la que usó José María Aznar para derrotar al felipismo. En plena sintonía, esta vez sí, con el president, el líder de Unió acusó a Esquerra de forzar unas elecciones anticipadas con el único propósito de «desalojar» a CiU de la Generalitat. «Es otra forma de decir aquello de váyase señor González», afirmó en su carta web a la militancia.