Pleno en la Cámara catalana

Mas se alía de nuevo con el PP tras eludir el debate sobre sus recortes

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, conversa con la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, en los pasillos del Parlament.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, conversa con la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, en los pasillos del Parlament.

F. MASREAL / R. JULVE J. RICO
BARCELONA

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Elpresidentde la Generalitat, Artur Mas, afrontaba el debate parlamentario de ayer sobre su tercer plan de recortes con dos piedras en el zapato: el debate en sí, forzado por toda la oposición, y la posibilidad de que el Parlament rechazase en resolución una de sus más controvertidas medidas: el euro por receta. Pero, en poco más de tres horas, ambas piedras se diluyeron como un azucarillo. Primero, por voluntad propia del Govern de reducir el debate a su mínima expresión y no utilizar el turno de réplica al resto de grupos. Y segundo, porque el PPC suavizó su ofensiva contra la tasa farmacéutica y se desmarcó de la izquierda, proponiendo a CiU renegociar la aplicación del gravamen para que ya no esté en vigor el próximo 1 de enero.

La evidencia más clara de la nueva pinza CiU-PPC, que dejó en agua de borrajas una posible resolución de toda la oposición contra el euro por receta, es que ambos grupos negociaban anoche un texto que insta a la supresión de la tasa, pero que da margen para hacerlo. No obstante, esa eliminación vendría supeditada a que se constate que el copago estatal generará unos ingresos para Catalunya que harían innecesario el tributo, con el que el Govern quería ingresar unos 100 millones de euros anuales. CiU insistió en poner todos los condicionales al redactado.

DEBATE INCÓMODO / Que al Govern le incomodaba el debate sobre su tijeretazo de 1.500 millones quedó claro cuando Mas anunció que haría una intervención genérica y cedería la explicación alconsellerde Economia, Andreu Mas-Colell. Al Govern le irrita que, en especial el PPC, le plantee exigencias sobre los recortes cuando considera que buena parte de las medidas que se toman en Catalunya se deben a los impagos del Estado y a la «centrifugación» del déficit hacia las autonomías.

Pero, al mismo tiempo, Mas defiende que esos ajustes son imprescindibles para «evitar el colapso total» y «ser expulsados del sistema», como subrayó ayer antes de que toda la oposición denunciara un caso prácticamente inédito en el Parlament: que elpresidentno conteste la intervención de la oposición. Delegó esta tarea en el diputado de CiU Antoni Fernández Teixidó y él no volvió a hablar, lo que llevó al resto de grupos, PPC incluido, a preparar una resolución en la que se lamentará la actitud de «menosprecio» del Ejecutivo al no dignarse a debatir.

FUERA DEL GUION / Esa no fue la única situación que descolocó a muchos grupos, que vieron cómo el guion inicial (con el Govern acusando al Ejecutivo central y una oposición de izquierdas reprochándole falta de sensibilidad social a la hora de aplicar la tijera) volvió a cambiar a expensas del PPC. La presidenta de los populares, Alicia Sánchez-Camacho, llevaba días aceptando una resolución conjunta contra el euro por receta para dejar en fuera de juego al Govern. Y con esta estrategia inició su intervención, llegando a decir que suprimir lasembajadasahorraría 32 millones, casi lo mismo que ingresará este año la Generalitat con la tasa farmacéutica.

Sin embargo, minutos después, empezó a suavizar las exigencias y acabó proponiendo a Mas renegociar un gravamen que el PPC había avalado al abstenerse en la votación de los presupuestos. Este nuevo acercamiento quedó evidenciado en la negociación de la resolución, aunque CiU insiste en que no ha movido ficha y los populares se jactan de haber presionado al Govern para que renuncie a su polémico tributo.

POCO ESFUERZO / Desactivada esa piedra en el zapato, a Mas solo le quedaba recibir la reprimenda de la izquierda. Pero ni ahí tuvo que hacer un esfuerzo excesivo. Joan Puigcercós (ERC) desvió el debate hacia un terreno cómodo para CiU: la insuficiente financiación de Catalunya y la necesidad de desmarcarse del Gobierno del PP y cambiar de alianzas. Así, el único opositor frontal al tercer paquete de ajustes fue ICV-EUiA, que calificó los recortes de «fracaso», y, en menor medida, el PSC.

La socialista Rocío Martínez-Sampere empleó un tono duro con los recortes en derechos sociales y la falta de valentía con los colectivos más pudientes, pero acabó ofreciendo mano tendida. También asumió que el margen del Govern es mínimo, pero reclamó medidas «alternativas», como el impuesto de sucesiones.