MIRADOR

Los debates en que la izquierda pierde

JOAQUIM COLL

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En Los desayunos de TVE de anteayer, el diputado en el Congreso por ICV-EUiA, Joan Coscubiela, sufrió las consecuencias de que el debate político esté tan centrado en la cuestión territorial. Al final no pudo hablar de aquello que más le interesaba: el recorte de las pensiones. Cuando eso ocurre, la izquierda desdibuja su razón de ser. Más grave es aún en un momento como ahora de brutal agresión a los derechos sociales y cuando hace falta vertebrar una alternativa progresista que ilusione a los ciudadanos. A las preguntas de los periodistas, Coscubiela desarrolló una sólida defensa del derecho a decidir como expresión del principio democrático. En el plano teórico su argumentación fue impecable, pero en la práctica las cosas son más complejas, como lo demuestran las discrepancias sobre el contenido preciso de la pregunta en una hipotética consulta. No solo UDC rechaza que la única respuesta posible sea independencia  o no, también ICV desea una pregunta inclusiva, donde su electorado federalista, que sigue siendo el más numeroso, pueda sentirse cómodo. Sobre el papel es muy bonito, pero tanta disquisición para aclarar que la consulta soberanista no equivale a secesión, solo privó a Coscubiela de un precioso tiempo para hablar de lo que quería. Cuando la presentadora, María Casado, despedía la entrevista, que duró más de media hora, al portavoz de ICV le cambió la cara y se lamentó de que había ido a plantear otras cuestiones. Imagino que el hachazo contra los ayuntamientos de la retrógrada reforma local del PP hubiera sido una de ellas.

Coscubiela fue un excelente dirigente sindical y es un político que transpira coherencia, pero está atrapado, al igual que su partido, o el PSC, en un debate imposible, irresoluble. Y que tampoco puede arreglarse desde fuera, como volvió a recordar ayer Martin Shulz, candidato socialista a liderar la Comisión Europea. Seamos claros: la cuestión que se plantea con el derecho a decidir solo puede acabar con vencedores y vencidos. Además, electoralmente, solo está beneficiando a ERC y a Ciutadans. Y en el resto de España, únicamente PP y UPD van a sacar réditos del enconamiento que se avecina.

Hay debates en los que la izquierda gana o suma, cuando los mensajes son nítidos y las propuestas viables. Y otros en los que si titubea acaba yendo a remolque del populismo y el nacionalismo, y a la larga, debilitándose. Aquí y en otras partes de Europa donde vuelven los viejos demonios. En otro momento, un PSOE fuerte, sin complejos frente al PP, hubiera votado en contra de la resolución chantajista de UPD. Igual que años atrás ICV y el PSC no hubieran debido asumir un planteamiento no solo oportunista e irrealizable, sino que desdibuja su discurso o centrifuga sus apoyos electorales.