La sesión parlamentaria

Ni jefe ni de la oposición

Oriol Junqueras.

Oriol Junqueras.

JOSE RICO
BARCELONA

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El rango de jefe de la oposición en el Parlament parece poseído por alguna especie de maldición. Existe, pero todos los que han podido ejercerlo desde su regulación legal han evitado asumir la responsabilidad con todas sus consecuencias. Esta legislatura no será una excepción. La función recaería, con la ley en la mano, en el líder de ERC, Oriol Junqueras. Pero el doble papel que jugarán los republicanos, de sostén del Govern sin estar en el Govern, ha despertado el instinto combativo del PSC e ICV-EUiA, en la larvada guerra que librarán por erigirse en alternativa a CiU y arrebatarle a Esquerra la etiqueta de oposición. Casi al mismo tiempo, ambos grupos han presentado sendas iniciativas para intentar que Junqueras no sea investido jefe de la oposición.

El argumento es común para socialistas y ecosocialistas: la alianza estable sellada con Artur Mas resulta incompatible con el espíritu con el que se creó esta figura, que concede un rango simbólico y de reconocimiento institucional superior al de los diputados y los presidentes de grupo. Tanto es así que otorga a su portador el trato dehonorable senyor,un escalafón protocolario superior en los actos institucionales, un par de asesores a cargo del Parlament y un plus salarial.

El importe de este extra lo determina la Mesa de la Cámara, algo que no ha tenido que hacer hasta ahora porque tanto Mas durante el tripartito, como el socialista Joaquim Nadal la pasada legislatura, renunciaron a este montante. Solo al montante, porque sí aceptaron el tratamiento protocolario preferente y los asesores parlamentarios. Lo que es seguro es que, en caso de aceptar el plus, este se suma a los 37.327 euros anuales brutos que cobra un diputado y al complemento de 40.352 euros por su función de presidente de grupo parlamentario.

ICV-EUiA propone que el puesto quede vacante, pero el PSC se lo reclama para su líder, Pere Navarro. Con más votos pero un escaño menos que ERC, los socialistas ansían blindarse una figura que, en el fondo, lleva su sello. Fue un invento de Pasqual Maragall, quien, al llegar a la Generalitat, quiso premiar a Mas con el rango que Jordi Pujol le negó a él durante los años anteriores. La ley fue rechazada por CiU (el actualpresidentrenunció al sueldo extra), por el PPC y, atención, por ERC, pese a ser parte del tripartito.

Figura «bipartidista»

De hecho, fue otro de los temas que enfrentó a Maragall con ERC, que censuró que la distinción se crease sin consenso y«por un problema entre el president y el jefe de la oposición»,como dijo en el 2004 elconseller en cap,el republicano Josep Bargalló. Para Esquerra, tercera fuerza a la sazón, esa figura beneficiaba al«bipartidismo».Junqueras, líder de la hoy segunda fuerza, dice que ejercerá como lo que la ley le reconoce, aunque no ha aclarado si renunciará al sobresueldo.