La "jefa" en el alambre

Salpicada en los últimos tiempos por el escándalo de La Camarga y conocida por sus enfrentamientos con el 'president' en el Parlament a cuenta de la consulta del 9-N y de la que ella llama "lista espectáculo" para el 27-S, la "jefa" de los populares catalanes durante siete años cede el testigo ahora a García Albiol, destronado de la alcaldía de Badalona desde mayo, cuando perdió la vara de mando. Este es el perfil que publicó EL PERIÓDICO sobre ella en octubre del 2013.

Rota su sociedad con Mas, centra su estrategia en ser la líder del antisoberanismo

La líder del PP en Catalunya, Alicia Sanchez Camacho, en la plaza Catalunya.

La líder del PP en Catalunya, Alicia Sanchez Camacho, en la plaza Catalunya. / periodico

RAFA JULVE / BARCELONA

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Alicia Sánchez-Camacho Pérez empezó el mes de octubre con mal pie. Hace dos semanas, la presidenta del PPC viajó a Manchester para conocer las estrategias que aplican los conservadores británicos en su lucha contra el independentismo escocés. Volvió con algunas ideas, pero también con una torcedura en el tobillo que le afectó a los ligamentos y le provocó una apreciable cojera. ¿Sería aquello un presagio del zapatazo que los barones del partido y la caverna mediática dieron a su propuesta de financiación para Catalunya?

En el caso de su lesión, la dirigente popular intentó mitigar el dolor comprando en Zara unas botas varias tallas más grandes que la suya –dice que calza un 36 y que optó por un 39–. Para resarcirse del portazo a su reclamación de una fiscalidad "singular" para Catalunya, en cambio, echó mano de ese manual político tan trillado en España y le dio la vuelta al calcetín. "He salido reforzada –se jactaba el miércoles–. Hemos conseguido abrir el debate y que se hable de nuestros planteamientos, que muchos desconocían y ahora se tendrán que estudiar". Un día después, desde la sede madrileña de Génova, 13, trataban de rebajar la inflamación aplicando un poco de bálsamo de Fierabrás al defender esta propuesta fiscal como "legítima" y exigir respeto al resto de mandatarios autonómicos. 

JUEZA SUSTITUTA EN GAVÀ

Nacida el 22 de abril de 1967 en Barcelona, Camacho siempre ha presumido de su pasado en Blanes, adonde destinaron a su padre, un comandante de la Guardia Civil originario de Daimiel (Ciudad Real), cuando ella era solo una niña. Tras licenciarse en Derecho, ejerció de jueza sustituta en Gavà en 1989 y después se convirtió en directora general de Trabajo en Girona, donde se inició en la política. En 1999, con José María Aznar en el Gobierno central, la nombraron agregada laboral en la embajada española en Washington. Cinco años después obtuvo un escaño en el Parlament y, en el 2008, cuando ya era madre soltera de un niño llamado Manuel, fue diputada en el Congreso.

Ese 2008 supuso el punto de inflexión en su carrera. Ungida por Mariano Rajoy en contra de numerosos militantes populares, muy fragmentados en aquella época, Camacho se impuso a Montserrat Nebrera en un convulso congreso y se alzó con la presidencia del partido. Y no salió mal la apuesta: los conservadores batieron récords en las elecciones al Parlament del 2010 (18 diputados), igualaron en el 2011 su marca en unos comicios generales (12 escaños) y volvieron a subir en las autonómicas del 2012 (19 escaños).

Tales resultados le sirvieron a Camacho para ganarse entre los suyos el apelativo de «jefa». Solo el actual ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, podía chistarle. Y en privado, porque en público la presidenta seguía dando relevancia a su partido asociándose con el Govern de Artur Mas; una relación que se dinamitó tras la última cita en las urnas y la carrerilla soberanista emprendida por el 'president'.

No está siendo este 2013 un buen año para la líder del PPC. Aparte de que su influencia en el Parlament haya quedado jibarizada por la pinza CiU-ERC, a principios de año salió a la luz la grabación por parte de Método 3 del almuerzo que mantuvo con una exnovia de Jordi Pujol Ferrusola el 7 de julio del 2010 en el restaurante La Camarga. El asunto se judicializó, los detectives acusaron a Camacho de estar detrás del encargo, se filtraron pactos poco transparentes y todo ello desgastó a la dirigente popular.

UNA VENDA EN GÉNOVA

Este episodio despertó las dudas en algunos miembros del PPC, pero el poder que ejerce Camacho en la junta directiva –diseñada a su medida tras su reelección como presidenta en mayo del 2012 con el 92% de los votos– le evitó grandes controversias internas. Además, su papel como adalid de la unidad de España en Catalunya –que se disputa con Ciutadans– le valió para que la cúpula estatal de los conservadores le mantuviera la confianza, un apoyo del que ella sigue presumiendo, especialmente del de Rajoy, y que se intentó escenificar el jueves. Tras el batacazo del lunes, en Génova, 13 se intentó poner una venda en la herida de la financiación al emitir un documento interno que subraya que «las distintas opiniones se pueden conjugar».

Sin embargo, las dudas en torno a Camacho entre algunos correligionarios –en Catalunya y el resto de España– empiezan a incrementarse. «Seguiré insistiendo», proclama la «jefa» haciendo honor a ese carácter tozudo que más de un compañero le atribuye. «Seguiré insistiendo», reitera. Pero ahora lo hará desde el alambre y, por primera vez en mucho tiempo, con el rumor de fondo de posibles sustitutos. Dolors Montserrat y Alejandro Fernández son en estos momentos unos desconocidos para la gran mayoría de la población, pero también lo era Camacho hace cinco años.