EL DESPLIEGUE MILITAR EN EL EXTRANJERO

Herencias de Aznar

Guerra del Golfo 8Soldados españoles en la frontera de Irak con Kuwait, en mayo del 2004.

Guerra del Golfo 8Soldados españoles en la frontera de Irak con Kuwait, en mayo del 2004.

RAFA JULVE / BARCELONA

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La participación española en misiones de Naciones Unidas comenzó oficialmente en 1989, tres años después de aquel controvertido referéndum sobre la permanencia en la OTAN. Desde entonces, ninguna intervención del Ejército, y hablamos de medio centenar en 25 años, ha generado más polémica que la de Irak. Por un motivo: aquella misión, para la que se enviaron 2.485 soldados entre el 2003 y el 2004, no contaba con el beneplácito de la ONU (ni mucho menos con el de la población española). Solo con las ganas de José María Aznar de complacer a su amigo George W. Bush en la supuesta búsqueda de unas armas de destrucción masiva que nunca se localizaron.

El Ejecutivo del PP trató de justificar la operación 'Libertad iraquí' como una acción no de guerra, sino de "estabilización y apoyo a la reconstrucción" de un país que, a la vez, las tropas de EEUU cosían a bombas. El argumento lo rechazaron tanto la oposición como los ciudadanos, estos últimos a base de manifestaciones y caceroladas, pero los populares siguieron adelante gracias a la mayoría absoluta de que gozaban en el Congreso.

Al año siguiente, el 14 de marzo del 2004, tres días después del atentado islamista del 11-M, el PSOE ganó las elecciones y José Luis Rodríguez Zapatero se apresuró a retirar las tropas de Irak. Antes de ello, sin embargo, Aznar había dejado en herencia otras dos polémicas que afectaron el Ejército. La primera se inició el 11 de julio del 2002, cuando una docena de soldados marroquís ocuparon el islote de Perejil y abrieron una crisis diplomática entre España y el reino alauí. Una semana después, tropas españolas desalojaron a los militares magrebís, aunque eso no ocultó las críticas al líder del PP por haber deteriorado las relaciones con el país vecino.

La segunda polémica se originó el 25 de mayo del 2003, cuando 62 militares que volvían a España tras cuatro meses y medio de misión en Afganistán y Kirguistán murieron en Turquía en el accidente aéreo del Yak-42. La cuestionable contratación por parte del ministerio que dirigía Federico Trillo, el mal estado del avión y la chapuza en la identificación de las víctimas llevaron a sus familias a denunciarlo en los tribunales, pero por ahora solo hay una condena firme a tres mandos militares por falsedad documental en la identificación.

UNA DECENA EN LA ACTUALIDAD

Actualmente, el Ejército sigue en Afganistán con unos 400 militares, pero esa es solo una de la decena de misiones de paz en las que participa, con más de 1.900 profesionales desplazados. El Líbano (unos 700 soldados); Somalia (300 personas en la lucha contra la piratería) y Malí (unas 150) son las que cuentan con más efectivos. En 25 años, unos 133.000 militares han actuado en el extranjero, 47.000 de ellos en la guerra de la exYugoslavia.