LA ENCRUCIJADA SOCIALISTA
La gestora y Díaz cierran la puerta al congreso urgente que pide Sánchez
Juan Ruiz Sierra
Periodista
JUAN RUIZ SIERRA / MADRID
Pedro Sánchez tiene casi imposible lograr que el congreso del PSOE para elegir al nuevo líder se celebre, como él reclama, de forma inminente. Al exsecretario general, dimitido el pasado 1 de octubre al comprobar que estaba en minoría en el comité federal del partido, le conviene un cónclave cuanto antes. Su relato de presunto mártir, de dirigente sacrificado ante el altar de la abstención para facilitar un Gobierno del PP, cuenta ahora con una enorme pegada en las bases, muy movilizadas a favor del 'no' a Mariano Rajoy. Pero ni Susana Díaz, a quienes muchos socialistas consideran como la más probable sustituta de Sánchez, ni la gestora que pilota el partido comparten este esquema.
"No es aconsejable convocar ya el congreso porque podría profundizar en la división", señaló este miércoles el portavoz de la dirección interina de los socialistas, Mario Jiménez, mano derecha de la presidenta andaluza. "Esa puede ser la agenda de alguien", continuó en referencia a Sánchez, "pero no la agenda de todos, que aconseja una reflexión previa y definir un nuevo proyecto de socialismo de centroizquierda".
Así que primero será el proyecto, que empezará a perfilarse en diciembre a través de las ponencias al congreso, y después la carrera por liderarlo. Fuentes de la gestora señalan que con esta hoja de ruta, que también comparten los barones más relevantes del PSOE, el cónclave no se celebraría nunca antes de la primavera. Según los partidarios de Sánchez, el planteamiento supone una violación de los estatutos socialistas, que ordenan que primero se elija al secretario general en primarias y después un congreso apruebe el proyecto que encabezará este.
NUEVO DISCURSO
El calendario que maneja la gestora conviene a Díaz, que necesita tiempo para mejorar su imagen entre los afiliados a raíz de la cruenta batalla que acabó con la salida de Sánchez. La presidenta andaluza intenta situarse en un plano distinto, sin responder a los mensajes del exsecretario general, quien el pasado domingo, en una entrevista en la Sexta, acusó a Díaz y a los grandes del Ibex de estar tras su caída para evitar un Gobierno con Podemos, sostuvo que el PSOE debía trabajar "de tú a tú" y "codo con codo" con el partido morado, explicó que había "conversado" con los independentistas sobre la gobernabilidad de España y abogó por el reconocimiento de Catalunya como "nación".
Mientras estuvo al frente de los socialistas, Sánchez nunca defendió ninguna de estas posiciones, alejadas del discurso oficial del partido, y ahora sus adversarios echan mano de ellas para minar sus posibilidades. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, acusó este miércoles al exsecretario general de "trabajar para Podemos" y pretender hacer un PSOE "filonacionalista".
Fiel a su nuevo rol, Díaz evitó llegar tan lejos, limitándose a señalar que el PSOE "debe redefinirse como un partido de amplias mayorías". "Estamos en un momento de gobernanza y los ciudadanos quieren que les arreglen sus problemas. Ahora ya hay Gobierno en este país y tiene que haber oposición, y quien tiene que liderarla es el PSOE, que también necesita reconstruir un proyecto reconocible, autónomo de la derecha y autónomo de Podemos", argumentó la presidenta de la Junta, quien también pidió no caer en debates "personalistas".
LOS APOYOS
Pero los socialistas ya están inmersos en la discusión sobre quién debe ser su nuevo líder. Mientras se espera la llegada de otros posibles contendientes (el nombre de Patxi López suena con mucha fuerza), las miradas se dirigen a Díaz y a Sánchez. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, señaló que la andaluza es la "persona óptima" para hacerse con las riendas del partido. Desde el otro bando, los líderes del PSOE en Madrid y Castilla y León, Sara Hernández y Luis Tudanca, apostaron por Sánchez. Se trata de apoyos relevantes, pero Hernández y Tudanca dirigen federaciones muy divididas y han llegado hasta allí gracias, en parte, al propio exsecretario general, que promovió drásticos golpes orgánicos para forzar la salida de los antecesores de ambos.
El PSC, que representa al segundo territorio en número de militantes (18.000, solo por detrás de Andalucía), también se encuentra mucho más cerca de Sánchez que de Díaz, pero es probable que no participe en la elección del nuevo líder del PSOE. Después de que los socialistas catalanes desobedecieran el mandato del comité federal y votaran en contra de la investidura de Rajoy, la gestora quiere cambiar las relaciones con el partido hermano. El modelo, como avanzó este diario, consiste en forzar la salida del PSC de los órganos del PSOE: ejecutiva, comité federal y congreso.
En una nueva muestra del mal momento entre ambos formaciones, ni el presidente de la gestora, Javier Fernández, ni Jiménez tienen previsto participar en el congreso que el PSC celebrará este fin de semana, según fuentes de la dirección interina del PSOE. Sí acudirán al cónclave dos líderes territoriales que defienden a Sánchez: Francina Armengol, presidenta de Baleares, y la vasca Idoia Mendia.
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