EL ORDÁGO SOBERANISTA

Foment exhorta a Rajoy a ofrecer un pacto fiscal y blindar el catalán

XABIER BARRENA / Barcelona

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Conforme caen las hojas del calendario y se acerca el domingo 9 de noviembre del 2014, aquellos que claman (sin resultado) por que el Gobierno lance una oferta de mejora del autogobierno catalán que desactive un porcentaje suficiente de eventuales votantes del sí-sí adoptan una actitud más proactiva. Es el caso de la patronal catalana, Foment del Treball, cuyo presidente, Joaquim Gay de Montellà, ofreció ayer en Oviedo un bosquejo bastante concreto de lo que cree que se debería acordar entre el Gobierno de Mariano Rajoy y el de Artur Mas para resolver el conflicto. A saber: pacto fiscal, que incluyera la cesión de la plena gestión tributaria, el blindaje simbólico que supondría la plena competencia para Catalunya en materia de lengua y cultura y la posibilidad de desarollar el modelo territorial catalán que se quiera.

El objetivo que se marcó Gay de Montellà es que se alcance «un gran pacto institucional para el reconocimiento de la realidad nacional catalana» y, entonces, someterlo «a votación de los ciudadanos de Catalunya». Foment, como bien recordó su presidente en la conferencia de Oviedo, participó en la comisión sobre el derecho a decidir que lideró el expresidente del Parlament Joan Rigol. Lo hizo, aclaró, porque en el documento de consenso que  se realizó se incluyó una llamada a establecer «un diálogo con las instituciones del Estado». Es decir, el compromiso de Foment con una solución votada solo en Catalunya era sabido, aunque quizá nunca se había sido tan explícito, y menos en el resto de España.

INDEPENDENTISMO AL ALZA / Así, Gay de Montellà aseveró que «en los últimos años se ha larvado entre la sociedad catalana una desafección manifiesta hacia las instituciones y los símbolos del Estado y hoy una mayoría de ciudadanos demanda poder decidir mediante votación directa qué relación quiere» con España. También se refirió al gran desequilibrio de la balanza fiscal entre Catalunya y el resto de España, aunque tildó de «falsa idea» el soniquete del «expolio fiscal» que utilizan tanto CiU como ERC.

Para dar carta de naturaleza a una propuesta que más allá del Ebro puede resultar cuanto menos chocante (no así en Catalunya), Gay de Montellà advirtió de que la tensión secesionista va en serio: «Constatamos [Foment] que el posicionamiento empresarial sobre el debate no es unánime y que el movimiento político independentista no es una mera nota a pie de página». Traducción: ojo, que esto va en serio.

El presidente de la patronal catalan -la coincidencia en el día obligó- se deshizo en elogios hacía el reinado de Juan Carlos I e hizo votos  para que  «hoy más que nunca», con Felipe VI, «la Corona sea símbolo de la unión de la diversidad de los pueblos de España». Unas palabras muy parecidas a las empleadas por el flamante Monarca en su estreno ayer.

Gay de Montellà se presentó como uno de los empresarios que «aún» creen en el «proyecto España dentro de una Europa cada vez más sólida». Y en un ejercicio de equidistancia, o de críticas a diestro y siniestro,  advirtió de que «desde Catalunya no se debe desistir en buscar el acuerdo con el Gobierno», pero tampoco el Estado «debe obviar que hay unas mayorías en Catalunya» que se cobijan «bajo el proyecto secesionista, que no es nuevo, pero hoy parece más fuerte que nunca».

LAS PRISAS DEL CALENDARIO / El líder de los empresarios catalanes afirmó que la negociación y el acuerdo, si se hiciera sobre las bases que su patronal propone, no implicaría «abordar una reforma constitucional». «Hay que avanzar mucho en la negociación», dijo, porque la consulta está prevista para el 9-N. Y avisó de que «si no hay contrapartida» se llegará «al tan anunciado choque de trenes». «O pacto institucional o choque de trenes», resumió para sentenciar a continuación de manera grave: «Y permitir esto último sería de una gran irresponsabilidad».