Felipe González apoya a Catalunya y califica de "irracional" pedir un déficit igual para todas las autonomías

El expresidente defiende la posición de la Generalitat de un déficit a la carta, "pero no con los argumentos de Artur Mas", puntualiza

ROSA PAZ / Madrid

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Una vez más, el expresidente del Gobierno, Felipe González, marcó una posición diferente a la de su partido. En esta ocasión para defender la solicitud de Catalunya al Gobierno para que flexibilice su cifra de déficit para este año. “Me parece irracional pedir un déficit igual para todas las comunidades y lo irracional conduce siempre a la catástrofe”, aseguró González, que precisó que defiende de posición de Catalunya “pero no con los argumentos de Artur Mas”.

En la presentación del informe sobre la Calidad de la Democracia, elaborado por la Fundación Alternativas, el expresidente explicó que no se puede pedir a la Unión Europea diferencias en los tiempos para cumplir con la reducción del déficit -como ha hecho España- “y aquí a todo el mundo exigirle el mismo. Es que nos hemos vuelto locos”.

Señaló además que el problema del déficit excesivo lo tiene todo el arco mediterráneo, Catalunya, la Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares “y por las mismas razones”. Defendió, por tanto, que el objetivo es que todas las autonomías cumplan al final del plazo temporal pero no al mismo ritmo, porque las magnitudes son diferentes y para no asfixiar más la economía.

El bipartidismo

González hizo también una larga disertación sobre la llamada crisis del bipartidismo, para explicar que ahora hay quien piensa que “el bipartidismo es malísimo, pero en dos años lo rescataremos”, porque se necesitará estabilidad en la gobernanza. Precisó que es más difícil el control ciudadano de una coalición de ocho partidos que el de un gobierno de mayoría absoluta, aunque señaló que quien piense que superada la crisis económica se habrá acabado la crisis político-institucional está equivocado, porque en ese momento “se pasará de la fase resistencial a la reivindicativa y no parará al menos hasta que se recupere la situación anterior a “la década perdida”.

Por eso, abogó por reformas políticas e institucionales de fondo. “O los partidos se abren o tendrán muy poco futuro”, y recomendó, entre otras cuestiones, desbloquear las listas electorales o celebrar primarias para elegir a los candidatos “pero en todos los partidos y por ley”.

Estas reformas vendrían a dar respuesta a las movilizaciones sociales, aunque defendió la democracia representativa frente a la democracia directa. “La primera vez que oí eso de que se vayan todos, que no nos representan, fue en Buenos Aires en el 2001 y el resultado 13 años después no es demasiado optimista”, dijo. Aunque añadió, con ironía, que allí al menos “tenían al entoces obispo y hoy papa Francisco y nosotros nos tenemos que conformar con Rouco, que no es moco de pavo”.