EL PERIÓDICO RECONSTRUYE LAS CUMBRES DEL 9-N

"No estamos en condiciones de hacer algo potente el 9-N"

El 'president' evidencia las dificultades de una consulta alternativa y reclama unidad para evitar que todo se vaya al traste

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La última reunión tiene lugar el día 13 en otro palacio, esta vez el de Pedralbes y en sesión de mañana y tarde-noche. Mas no se anda por las ramas. Plantea solo dos opciones: o impulsar una fiesta reivindicativa, u organizar el proceso participativo (sucedáneo de consulta), que considera que tiene garantías suficientes, aunque menos que la original. La clave, queda dicho, el título 3 no suspendido de la ley, y desarrollar el proceso sin un solo acuerdo de Govern para evitar la impugnación. A continuación enumera algunas de las claves: solo locales de la Generalitat (fundamentalmente institutos y escuelas concertadas o municipales), y voluntarios. Unos 20.000, facilitados en principio por los ayuntamientos y personal docente que conozca las escuelas. El registro se confecciona sobre la marcha, es decir, se acude a votar y uno se identifica para autorizar la inscripción. Para coordinar el proceso informático se precisan 5.500 ordenadores y habrá que habilitar 400 líneas telefónicas. Expuestos los detalles organizativos, Mas se sincera: "No estamos en condiciones de hacer algo potente el 9-N, pero tampoco estamos en situación de no hacer nada el 9-N". "Este no será el referéndum definitivo, sino un acto de reafirmación". Y, sobre todo, para que esto pueda llegar a buen puerto: "Tenemos que engañar al Estado".

Junqueras no se deja impresionar e insiste que esto no es lo acordado y que hay que mantener el objetivo. Insiste en la fórmula de retrasar el 9-N unas semanas para que los plazos que ya han caducado vuelvan a estar activos, a la vez que se convoca una gran movilización de protesta para el día 9. ¿Qué se gana retrasando la fecha unas semanas? No queda claro, dado que el TC volvería a suspenderla.

En el fragor de la discusión, Mas saca el documento del Consell Assessor per a la Transició Nacional que recomienda acudir a unas plebiscitarias en caso de que el 9-N sea imposible votar. En ese momento sobre la mesa hay más o menos tres propuestas: la de Mas, la de ICV-EUiA, que plantea el 9-N como una gran jornada de movilización (sin urnas), y la de ERC, retrasar la fecha y mantener el decreto. Antes del receso Mas resume el mensaje que hay que dar a la prensa: "1) El objetivo es convocar el 9-N; 2) La consulta no se hará de acuerdo con el decreto suspendido; 3) El Govern prepara la logística; y 4) Todo el que quiera podrá participar, introduciendo una papeleta en la urna".

Por la tarde, pese a las explicaciones del 'president', las cosas no han cambiado. Junqueras insiste en que la propuesta no tiene nada que ver con el acuerdo de la consulta del 12 de diciembre del año pasado (en el que se pactó la doble pregunta). No se moverán, advierten los republicanos. La CUP, más receptiva, pide garantías de control democrático y una comisión de seguimiento técnico... y observadores internacionales. Herrera se suma a la crítica: "Votar no solo es poner una urna y una papeleta". Alega que no es congruente criticar que no dejen ejercer la democracia a los catalanes y a la vez hacer una propuesta degradada de condiciones democráticas. Mas replica que los riesgos del desacuerdo son graves, el peor escenario. "Ha de salir una propuesta de común acuerdo, si no enviaremos el mensaje de que todo se va al traste (fa figa)". "Si queremos enfrentarnos al Estado, tendrá que ser de otra manera".

Las razones de Mas no hacen mella en sus socios. Pasan las horas, quedan atrás los informativos de televisión y se acerca la hora de cierre de los diarios. En Pedralbes, Junqueras propone quemar etapas: declaración unilateral de independencia (DUI) tras unas elecciones, y referéndum ratificador. Herrera se mantiene escéptico aunque no hará oposición frontal al sucedáneo, a la espera de cómo se concrete. David Fernández pone el punto final: "Si falla la política, volveremos a la calle. Utilizaremos la vía Hong Kong". La cosa no da más de sí. Se levanta la sesión con la porcelana de la unidad hecha añicos. Doce horas después, el 'president' comparece en solitario en el Palau de la Generalitat para anunciar su consulta particular y asumir toda la responsabilidad.