PLENO MUNICIPAL

Divorcio consumado

Ros reestructura el organigrama y aparta a Camps, su mano derecha durante una década

Separados 8 Marta Camps ya no se sentó ayer al lado del alcalde de Lleida, Àngel Ros.

Separados 8 Marta Camps ya no se sentó ayer al lado del alcalde de Lleida, Àngel Ros.

EVA VISA
LLEIDA

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El último pleno celebrado ayer en el Ayuntamiento de Lleida escenificó el divorcio definitivo del alcalde y presidente del PSC, Àngel Ros, con la reestructuración del organigrama municipal que supone la defenestración de la exconcejala de Urbanismo y primera teniente de alcalde, Marta Camps, destituida la semana pasada por «pérdida de confianza». La edil también será apartada de la presidencia de la agrupación local ya que la ejecutiva provincial ha pedido a la dirección del partido la creación de una gestora para forzar su marcha. Este será su castigo por criticar la gestión del alcalde.

El idilio entre Ros y Camps ha durado once años, aunque lo cierto es que la relación se deterioró en los últimos meses, sobretodo a partir del momento en que el alcalde decidió volver a presentarse como candidato, cuando poco antes había dicho que este sería su último mandato. El anuncio frustró las aspiraciones de Camps de sustituirle.

Formas y fondo

Las diferentes concepciones políticas también han contribuido a su distanciamiento. Ros ha abanderado el sector más soberanista, mientras que Camps congeniaba más con la corriente federalista. La complicidad se ha ido difuminando en los últimos tiempos y la relación de amistad se enfrió hasta limitarse a lo puramente laboral. Los desencuentros eran tan evidentes que Ros decidió no incluirla en su lista para las elecciones municipales.

Hace poco más de una semana los acontecimientos se precipitaron y la cuerda se tensó tanto que se acabó rompiendo. El edil socialista destituyó de forma fulminante de sus cargos municipales a su más directa colaboradora. Ros justificó la decisión porque recibió un requerimiento notarial en el que Camps le amenazaba con acciones legales si era destituida.

Dicho y hecho. Al día siguiente, Camps le acusó del cobro de dietas injustificadas, de contrataciones dudosas y de gastar 36.000 euros en corbatas y fulares para regalos institucionales. Todo ello lo acompañó con facturas y documentos públicos. Apenas 24 horas después, Ros desmintió las acusaciones y contraatacó con una querella por injurias y calumnias.

Entraron juntos en La Paeria en el 2003 como números tres y cuatro, respectivamente, de la lista de Antoni Siurana. Cuando ese año, éste fue nombrado conseller de Agricultura, Ros le sustituyó y Camps se convirtió en su mano derecha.

La crisis desatada, a menos de tres meses para las municipales, puede pasar factura al alcaldable socialista a la hora de revalidar la mayoría absoluta.