DE VUELTA A LAS URNAS

A por los votos huérfanos de Unió

El candidato de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, durante su intervención tras conocer los resultados obtenidos en las elecciones generales.

El candidato de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, durante su intervención tras conocer los resultados obtenidos en las elecciones generales. / periodico

RAFA JULVE / BARCELONA

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Una vez confirmado por parte de UnióUnió que no se presentará a las elecciones generales del 26-J, las huestes de otros partidos tienen ya todo el campo libre para intentar hacer acopio de los votos que los democristianos obtuvieron en los comicios del 20-D20-D. Fueron 65.388 en toda Catalunya, 353.000 menos que el PPC, la última fuerza que logró representación, y solo 22.000 más que el PACMA, que le venció incluso en decenas de municipios.

Pero por pocas que sean, esas 65.388 papeletas que cosechó la candidatura que encabezaba Josep Antoni Duran Lleida podrían servir para remover el tablero en el centroderecha. De acuerdo con los resultados de los últimos comicios, al menos un par de escaños podrían cambiar de bando si ConvergènciaCiutadans y el PPC conquistan a los electores 'huérfanos' de Unió.

EL 'PEIX AL COVE'

En la circunscripción de Barcelona se juega una de las partidas. El partido de Albert Rivera sacó 387.000 votos y cuatro escaños en las últimas generales en esta provincia. Le faltaron alrededor de 15.000 apoyos para arrebatarle al PPC el último de los 31 asientos que había en liza en esa zona. Fue el partido que más cerca estuvo, de ahí que los estrategas naranjas tengan muy en mente las 48.326 papeletas 'barcelonesas' que obtuvo Unió. Para pescar en esas aguas (y también en las de CDC), Ciudadanos trata de mostrar en Catalunya una imagen menos dura en el eje identitario --no esconde su españolidad pero evita grandes aspavientos como antaño--, mientras que en el flanco socioeconómico intenta seducir al catalanismo moderado de derechas erigiéndose en el nuevo abanderado del 'peix al cove': por ejemplo, llevan ya tiempo prometiendo que ellos serán los abanderados en las reclamaciones sobre un nuevo modelo de financiación autonómica, puesto al que han renunciado los soberanistas.

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La otra gran batalla se disputa en Lleida, donde Convergència fue la que estuvo más cerca de aumentar su representación. El partido de Artur Mas, entonces bajo la marca Democràcia i Llibertat, logró en esa circunscripción 48.289 votos y un escaño, quedándose a poco más de 1.000 sufragios de obtener otro diputado que estuvo muy rifado durante toda la noche electoral. Finalmente se lo llevaron los socialistas, lo que permitió a Carme Chacón consolarse al menos con que el PSC ganó en votos a los convergentes y empataron en escaños (uno en Lleida y ocho en el total de Catalunya).

VOTANTES CONFUNDIDOS

La foto final, por tanto, hubiera sido muy diferente si solo una cuarta parte de los 4.867 electores leridanos de Unió se hubieran decantado por sus exsocios de CDC, que al menos habrían quedado terceros en Catalunya. También buscando el consuelo, la dirección convergente alega que hubo votantes de su partido que se confundieron de papeleta por culpa de las siglas y, en lugar de la de DiL, cogieron la de UDC, lo que les pudo haber restado algún diputado.

Puestos a buscar argumentos, también los puede encontrar el PPC. Los populares perdieron el 20-D el escaño que tenían en Lleida --una de las tres circunscripciones, junto a Gipuzkoa y Girona, donde no obtuvo representación-- y para el 26-J se volcarán allí para intentar recuperar la plaza. Barajan incluso la posibilidad de que la única visita a Catalunya que haga Mariano Rajoy en campaña sea en aquella provincia. Como en el resto de fuerzas, solo con sumar a sus filas un buen puñado de los exvotantes de Unió podrían superar a sus rivales. En todo caso, el líder de Unió, Ramon Espadaler, ha pedido a sus 'fieles' que consideren la opción de "votar en blanco" porque ninguna de las opciones que se presentan "recoge los elementos esenciales" de los planteamientos de UDC.