Condenados a entenderse

LAURA L. DAVID VALENCIA

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Hace un año, las encuestas daban como altamente factible un gobierno de izquierdas -PSPV, Compromís, Esquerra Unida- en la Comunitat Valenciana. Pero en política un año es un mundo. La irrupción de Podemos, fragmentando el voto de la izquierda, y de Ciudadanos ha trastocado los planes de ese frente tripartito que en la última legislatura ha zarandeado desde la oposición a Alberto Fabra. De modo que, en un escenario más abierto que nunca, los grupos progresistas están condenados a tejer complicadas alianzas si quieren echardel Palau a un PP que, según todos los indicios, perderá la mayoría absoluta aunque seguirá siendo la fuerza más votada.

Buena parte de ese entendimiento dependerá de los votos que obtenga Compromís, ya que Mónica Oltra es la candidata mejor valorada por los valencianos, aunque los sondeos sitúan a su partido por detrás de los socialistas y de Podemos. En el espacio a la izquierda del PSPV, es la candidata con el perfil más presidenciable, después de modular su tono bronco en Les Corts y adoptar un discurso que pone el acento en la cohesión social. Con el lema de campaña La teua presidenta, Oltra y Compromís van a reivindicarse como único partido valenciano que no depende de Madrid. En la coalición están convencidos de que en estas elecciones -como en las últimas, cuando las encuestas les dejaban fuera y lograron seis diputados- podrían volver a dar la sorpresa.

En Podemos, que tentó a Oltra sin éxito para que se sumase a su proyecto, reconocen en privado que no pueden competir con el carisma de "la diputada de las camisetas" y ya han dicho en público que se sentirían cómodos con ella como presidenta. Pero para ello, insisten, Podemos "será decisivo" en la comunidad. Para lograr dar un buen mordisco a las urnas con un candidato prácticamente desconocido como Antonio Montiel, se apoyarán en el tirón de Pablo Iglesias, que estará en Alicante el último fin de semana de campaña. ¿Por qué Alicante? Dicen que porque es "la provincia más castigada por la corrupción", pero Alicante es también la circunscripción más abierta en cuanto a intención de voto y Podemos, que ha tenido problemas con los críticos en la provincia, tiene la oportunidad de matar dos pájaros de un tiro con la presencia de Iglesias: mostrar un partido sin fisuras y pescar un significativo puñado de papeletas en un caladero de indecisos y desencantados.

El nuevo escenario ha complicado especialmente las aspiraciones de los socialistas valencianos, que no quieren oír hablar de Oltra como presidenta. Los sondeos otorgan a Ximo Puig los peores resultados de la historia para el PSPV. Los socialistas cargan con la rémora de un bipartidismo al que, al menos antes de las elecciones generales, ninguno de los dos partidos emergentes quiere verse asociado, por lo que Puig, aunque fuera segunda fuerza, tendrá difícil reunir los apoyos para ser presidente.

Esquerra Unida, en peligro

También peligra la entrada en Les Corts de Esquerra Unida (que concurre en coalición con Esquerra Republicana del País Valencià). El grupo encabezado por Ignacio Blanco podría no ver recompensados sus esfuerzos por destapar casos de corrupción tan flagrantes como Brugal, Rabassa Valmor.

Entretanto, el PP intenta atajar el posible sorpasso de Ciudadanos con el argumento de que el partido de Albert Rivera decidirá sobre Valencia desde Barcelona. Eso y el poco conocimiento del territorio son las dos principales críticas que los conservadores hacen al partido naranja. Ciudadanos, por otra parte, esconde a sus candidatos -Carolina Punset, su presidenciable, es regidora en Altea con un gobierno popular- y fía sus cartas a la telegenia de Rivera, que se volcará en campaña en la comunidad.