las historias de los homenajeados

CARME CASAS, 88 AÑOS: «Somos de los que moriremos con las botas puestas»

Carme Casas.

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La guerra dinamitó sus planes, pero ella nunca claudicó. Carme Casas, de 88 años, tuvo que emprender el camino del exilio hacia Francia en 1939 para poder sobrevivir sin renunciar a sus ideales.

Acérrima militante de la Juventud Socialista Unificada y, después, del PSUC, Casa regresó en 1943 para organizar el movimiento que, con la ayuda de las grandes potencias, pretendía acabar con el franquismo. Pero la ayuda jamás llegó.

La detuvieron acusada de comunista, paso clandestino y organización ilegal. Estuvo dos años en la cárcel en Madrid y su marido, del PSUC, 15 años en la prisión de Zaragoza. «Vivimos vigilados hasta la transición. Cuando Franco murió, por fin respiramos tranquilos. Nada podría ser peor», explica emocionada.

Casas, que ahora vive en Tarragona, fue cofundadora de la entidad Dones del 36 y, a pesar de su edad, sigue reclamando justicia y la anulación de los juicios. «Nosotros somos de los que moriremos con las botas puestas», afirma.