BARÓMETRO DE CATALUNYA DEL GESOP

El 9-N devuelve a CiU el liderazgo y Podemos ya es la tercera fuerza

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JOSE RICO / BARCELONA

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Como proclamaba el independentismo, ha habido un antes y un después del 9-N. El éxito de movilización que consiguió el sucedáneo de consulta ha tenido un primer efecto dentro de Catalunya: voltear las tendencias electorales que se dibujaban desde los comicios autonómicos del 2012. El viento sopla ahora a favor de Artur Mas, que al cumplir su promesa de poner las urnas ha recuperado en dos semanas el terreno que ERC le había comido en el último semestre. Así lo refleja el Barómetro Político de Catalunya del Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) para EL PERIÓDICO, la primera encuesta publicada desde el 9-N. Pero lo que para Mas podría ser un acicate para convocar elecciones anticipadas tiene un reverso amargo: los hasta ahora socios no tendrían mayoría absoluta en el nuevo Parlament.

Si hace cinco meses Esquerra sacaba 10 diputados a CiU, hoy Mas y Oriol Junqueras se encuentran en situación de empate técnico, aunque el president obtiene una ligera ventaja sobre el líder republicano en voto estimado. La federación nacionalista lograría de 32 a 34 escaños (ahora tiene 50), mientras que ERC se movería en una horquilla de 31 a 33 diputados (hoy tiene 21). Respecto al sondeo anterior, de junio, el desgaste de Esquerra ha sido más acentuado que la mejoría de CiU. A los republicanos se les han esfumado cuatro puntos y ocho parlamentarios, mientras que la recuperación de los nacionalistas ha sido de 2,3 puntos y cinco representantes. El trabajo de campo de la encuesta se realizó del 14 al 17 de noviembre, la semana posterior al proceso participativo que el 9-N movilizó a 2.305.290 votantes.

El trasvase de apoyos entre CiU y ERC se hace de nuevo evidente, pues la fidelidad de voto de Mas ha mejorado ostensiblemente, mientras que la de Junqueras se ha resentido en el último semestre. El 54% de los votantes de CiU en el 2012 repetirían ahora su voto y un 18% viraría hacia los republicanos. En cambio, Esquerra, cuya fidelidad se situaba siempre en cotas superiores al 80%, se quedaría hoy en el 70%. Ese 10% que falta emigraría hacia el nido convergente. Es decir, el éxito del 9-N ha provocado que uno de cada 10 electores de ERC apuesten ahora por CiU. El consuelo para Junqueras es que su partido sigue primero en intención directa de voto -el voto sin cocina-, aunque Mas le ha recortado siete puntos y ya solo le separan cuatro.

Estos serían los pétalos de la margarita que aconsejarían a Mas elecciones anticipadas. Pero en el deshoje que el presidente de la Generalitat lleva a cabo desde el 9-N planea también la amenaza de la ingobernabilidad. Si tomamos la horquilla más alta, CiU y Esquerra sumarían 67 escaños, cuatro menos que ahora y a uno de la mayoría absoluta. En este contexto, Mas necesitaría siempre un segundo aliado para sacar adelante sus iniciativas, algo que complicaría bastante la geometría variable que hoy puede utilizar al sumar mayoría absoluta con ERC, PSC o PPC. El mismo hándicap que tendría Junqueras en caso de ser el vencedor.

Y es que socialistas y populares se ven arrasados por un tsunami sobrevenido y otro que ya es un viejo conocido: Podemos y Ciutadans, que empatarían a 16 o 17 escaños. El partido de Pablo Iglesias, que aún no se ha asentado en Catalunya, debutó en junio con 10 diputados, pero ya ha escalado hasta convertirse en la tercera fuerza con 16 o 17 parlamentarios. Un progresivo ascenso desde las elecciones europeas que desangra al PSC y hace retroceder a ICV-EUiA. Dos de cada 10 votantes socialistas y otros tantos ecosocialistas elegirían ahora la papeleta de Podemos.

FIDELIDAD POR LOS SUELOS / El PSC se desploma hasta los 10 u 11 escaños e ICV-EUiA se ve afectado. A los ecosocialistas solo volverían a votarles un tercio de quienes lo hicieron en el 2012, y a fidelidad de voto socialista es aún más baja: 29%. En cuanto a Ciutadans, casi una cuarta parte de su electorado se marcha también al partido lila, pero el bocado que Albert Rivera inflige al PPC le permite mantener el músculo. Los populares se hunden hasta los 10 u 11 escaños y solo retienen al 21% de los votantes del 2012. Más de un tercio de su electorado apoyaría hoy a Ciutadans.

Con este diabólico mapa político, en el que la CUP duplicaría su representación, el bloque que ha impulsado el 9-N (CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP) perdería fuelle pasando, en las horquillas más altas, de 87 a 84 escaños. Las fuerzas secesionistas (CiU, ERC y CUP) pasarían de 74 a 73.