La atracción de los polos

Artur Mas y David Fernàndez se cruzan elogios a raíz del proceso soberanista y confirman su simpatía mutua «Es un hombre tierno y cercano», dice el 'president' del líder de la CUP

Complicidad 8 El 'president' Artur Mas y David Fernàndez, durante la charla de ayer.

Complicidad 8 El 'president' Artur Mas y David Fernàndez, durante la charla de ayer.

JOSE RICO / BARCELONA

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Artur Mas y David Fernàndez representan los dos extremos del eje social y económico en Catalunya. Pero en el otro eje, el nacional, quizá hoy el líder de Convergència tenga más coincidencias con su homólogo de la CUP que con su socio de Unió. Desde luego, cuesta recordar cuándo el presidente de la Generalitat ha dedicado a los democristianos (o a sus aliados de ERC) una casi declaración de amor como la que ayer brindó al cupero. Elogios bien correspondidos por Fernàndez y que demostraron que su efusivo abrazo el 9-N no respondió solo al furor secesionista de la jornada.

Reunidos por el diario digital Vilaweb con motivo de su 20º aniversario, Mas y Fernàndez relegaron por una hora casi todas sus diferencias, aunque la invitación del primero para que el segundo se sume a la hoja de ruta independentista no obtuvo premio. El president reveló que aquel «espontáneo y auténtico» abrazo del 9-N no fue el primero que se daban. El precedente se había producido sin cámaras delante, unos días antes. Fue en el Palau de la Generalitat, después de una de aquellas reuniones maratonianas en las que la consulta parecía tambalearse.

Dardo a Esquerra

Dos catalizadores materializaron tan íntimo gesto, según el president. El primero, y aquí llegó el piropo, que «David es un hombre tierno y cercano». El segundo tenía una lectura más política, en forma de dardo velado a ERC: «La actitud de David fue decisiva en aquella negociación. Hubo un momento en que el Govern se quedó solo, pero hubo gente que tuvo una mirada amplia. El 14 de octubre [del 2014] estaba en el momento más crítico, se me iba todo al traste y tenía la casa agrietada. Pero hubo quienes entendieron que estaba en juego la dignidad de este país, y eso tengo que agradecerlo». Recordaba así los días en que Esquerra retiró su apoyo al Govern tras haber renunciado a la consulta original por el veto del Estado.

Fernàndez justificó que el desatascador de aquella negociación fue la «lógica represiva, autoritaria e inquisitorial» del Estado. Y le devolvió el piropo, tuteándole, con una promesa: «Si tienes que ir a declarar por la querella del 9-N, ese día no nos tendrás ni delante ni detrás, nos tendrás al lado». Era de esperar que, fieles a su estilo, en la charla proliferasen metáforas y citas literarias. «La auténtica revolución del 9-N fue que los de la camiseta y los de la corbata estábamos de acuerdo en poner las urnas», dijo Mas. Ayer, justamente, el president prescindió de la corbata y Fernàndez llevaba una camisa «prestada».

El feeling llegó a tal extremo que el líder de CiU no dudó en invocar la prosa de Eduardo Galeano, pese a que el escritor uruguayo siempre hubiera votado a Fernàndez antes que a Mas. Para ser justos, en el debate hubo alguna pulla. «La independencia no es de izquierdas ni de derechas», advirtió el president«Sin soberanía social no habrá soberanía nacional», replicó el diputado de la CUP. De Unió, por cierto, no se acordó ni el uno ni el otro.