¿Y Catalunya?

El bloque independentista suma lo mismo que seis meses antes del 27-S, pero ERC aparece reforzada y CDC, muy debilitada

Junqueras, Casals, Romeva, Forcadell y Mas, en la presentación de Junts pel Sí, en julio del 2015.

Junqueras, Casals, Romeva, Forcadell y Mas, en la presentación de Junts pel Sí, en julio del 2015. / periodico

ÀNGELS PONT (Directora del GESOP)

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En los últimos meses la atención política se ha situado en España. El enrevesado escenario postelectoral ha centrado la mirada de los medios y los ciudadanos, que han seguido con atención las negociaciones de los partidos españoles en la búsqueda de un acuerdo de gobernabilidad. Finalmente, a la vista tenemos unas nuevas elecciones generales en España.

En Catalunya, mientras tanto, hemos estrenado Govern. Ya hace más de medio año de las elecciones del 27-S y cuatro meses de la investidura de un nuevo 'president' y de la formación de un nuevo Govern, integrado por primera vez por miembros de CDC, ERC e independientes. En estos meses algunas de las cuestiones ligadas al 'procés' han sido protagonistas del debate político. Las respuestas de los ciudadanos en torno a estas cuestiones indican que no hay unanimidad, sino más bien lo contrario. Hay más partidarios de buscar un acuerdo con el Gobierno español para celebrar un referéndum sobre la independencia que de buscar directamente la secesión en el plazo de 18 meses y hasta los independentistas se muestran divididos entre estas dos alternativas.

Además, hay un grueso significativo de ciudadanos que rechaza tanto una cosa como la otra y la mayoría de catalanes no cree que el Parlament esté legitimado para desobedecer leyes y a las instituciones del Estado para cumplir la hoja de ruta. Finalmente, sobre la polémica iniciada por el Manifiesto Koiné alrededor de la lengua oficial en una hipotética Catalunya independiente, los favorables a tener el catalán y el castellano como lenguas cooficiales casi triplican los que creen que solo debería ser el catalán.

En este contexto, ERC lidera las expectativas electorales si ahora hubiera elecciones catalanas. Los votantes de Junts pel Sí se decantan

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mayoritariamente por los republicanos, lo que contribuye a situar a Convergència en cuarta posición en estimación de voto (tercera en escaños). Los dos partidos por separado, pero, obtendrían un resultado prácticamente igual al que logró JxSí el 27-S. La CUP retrocedería ligeramente, con lo que la suma favorable a la independencia se encontraría hoy ligeramente por debajo de la de hace seis meses, si bien mantendría una ajustada mayoría absoluta de escaños. De hecho, la CUP es el partido que más fugas de voto sufre hacia otras formaciones, especialmente hacia ERC, pero también hacia el espacio de En Comú PodemCiutadans sería la segunda fuerza, aunque retrocedería ligeramente respecto a hace seis meses, mientras que el PSC, el PP y especialmente En Comú Podem mejorarían resultados. Aunque crece la indecisión (indicador de volatilidad de voto en este contexto), no abundan los cambios de voto más allá de los descritos en el caso de la CUP.

La estimación de voto tiene por objetivo medir el apoyo a cada fuerza política en un escenario concreto y el escenario hoy no es electoral. Pero los datos ponen de relieve el impacto de los acontecimientos de los últimos meses sobre las simpatías electorales y reproducen la incertidumbre a la que nos estamos acostumbrando. En cualquier caso, el escenario que se dibuja es ligeramente diferente del que se apuntaba hace un año. El bloque independentista suma lo mismo que seis meses antes de las elecciones del 27-S, pero ERC aparece reforzada y CDC, muy debilitada. Los resultados de las elecciones generales del próximo 26-J tienen un marco y una significación diferente, pero serán esenciales para consolidar o no las tendencias del último ciclo electoral y, quién sabe, si para vislumbrar otras nuevas para un futuro más o menos inmediato.