El órdago soberanista

La ANC, bajo los focos

La Via Catalana de septiembre del 2013, a su paso por la plaza del Fòrum de Barcelona.

La Via Catalana de septiembre del 2013, a su paso por la plaza del Fòrum de Barcelona.

XABIER BARRENA / Barcelona

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Lento desplazamiento de foco. Tras un año incidiendo en la teoría de que el llamado proceso catalán no era más que la huida hacia adelante de Artur Mas, el entorno mediático afín al Gobierno de Mariano Rajoy (al menos en el debate territorial) han girado sus baterías hacia esta entidad que se ha erigido en el símbolo de la sociedad civil independentista. Hacia la Assemblea Nacional Catalana (ANC), una asociación de apenas dos años de vida que cuenta entre sus logros haber organizado tanto la Diada del 2012 como la Via Catalana del 2013. La publicación de la llamada «hoja de ruta» de la ANC, una ponencia todavía en elaboración (se están negociando las enmiendas) y que se votará el próximo 5 de abril en el seno de la organización, ha encendido algunas alarmas. Un redactado ambiguo, que algunos han entendido como exhortación insurreccional, que la ANC niega, es el motivo. Las acusaciones de golpismo con guante de seda y la sombra, incluso, de la ilegalización, han planeado en las últimas horas sobre la Asamblea.

No es, con todo, la primera ocasión que los ojos de los contrarios a la independencia se tornan hacia la asociación de agit-prop secesionista. El líder del PSC, Pere Navarro, ya señaló, en septiembre del año pasado, que Mas era rehén de «Oriol Junqueras [líder de ERC] y de Carme Forcadell [presidenta de la ANC]». Los partidos catalanes, y muy singularmente CiU, están, asimismo, muy pendientes de lo que la ANC organice para el próximo Onze de Setembre. Hace un año hubo quien valoró con cierta displicencia la convocatoria de la cadena humana entre El Pertús y Vinarós y luego se vieron sorprendidos por el despliegue organizativo.

Control de fronteras

Los detractores de la ANC han subrayado en color fluorescente fragmentos como el siguiente: «La declaración de independencia debe estar acompañada de actos de soberanía» que hagan posible que las cosas siguen funcionando.  «La visualización (sic) de que el país funciona tiene que ser claramente percibida por la ciudadanía y tiene que concretarse en elementos como las grandes infraestructuras y fronteras -puertos, aeropuertos...- la seguridad pública y las comunicaciones». ¿Es esto una llamada a las hordas populares a tomar el aeropuerto de El Prat, cual Bastilla? Según Ferran Civit, miembro del secretariado de la ANC, «en absoluto».

«Todos los gobiernos soberanos ejercen el control de estos elementos, no decimos nada más. Nunca hemos buscado ningún tipo de confrontación, somos un movimiento pacífico», asevera Civit. Sobre la propuesta de insurrección, el miembro de la Assemblea ironiza: «Nuestro tejido es terriblemente violento: está formado por familias, jubilados y padres con cochecito como se vio en la Via Catalana».

Otro punto que ha levantado ampollas es la apelación a una eventual asamblea de electos, esto es, de representantes elegidos democráticamente, que serían los encargados de declarar la independencia si el Estado suspende la autonomía catalana y, por consiguiente, el Parlament.

Lo cierto es que la polémica ha generado una ola de adhesiones a la ANC. Los 22.000 asociados y 17.000 colaboradores con que contaban hasta el viernes, cuando el Abc ponderó la hoja de ruta y se generó la controversia, se han visto aumentados en 3.687 socios (1.887 inscritos ayer) y 2.785 simpatizantes.

¿Podría ser una eventual ilegalización lo mejor que le podría pasar a la ANC? Una voz de la Assemblea lo niega: «No queremos protagonismo mediático, ni recoger reacciones a la contra. Preferimos que los que nos sigan sea en positivo, para trabajar para conseguir un objetivo, en este caso la celebración de la consulta y la independencia». Con todo, prosigue esta voz, «están intentando escampar la niebla con la mano. Nos podrían ilegalizar, pero la niebla [el independentismo] persistiría».

Eurocandidatos al rescate

Los apoyos también se han sucedido en el ámbito político. El candidato de ERC a las europeas, y socio de «primera hora» de la ANC, Josep Maria Terricabras, calificó de «modélica» la asociación y descartó de plano que se puediera producir su cacareada ilegalización: «La democracia española tiene unos límites de dignidad que le impedirán hacer según qué cosas», sentenció.

También su adversario el próximo 25 de mayo, Ramon Tremosa (CiU) declaró su «plena simpatía» hacia la Assemblea, de la que valoró su papel «movilizador» y «complementario» al del Gobierno catalán.