investigación por UNa presunta malversación de fondos públicos

Un amigo de Urdangarin declara por una operación en Suiza

MARISA GOÑI / PALMA
J. G. ALBALAT / BARCELONA

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El rastreo del dinero en Suiza delcaso Urdangarinha conducido hasta un amigo del duque de Palma. Se trata de José María Treviño, quien ha prestado declaración como testigo en el marco de unas pesquisas secretas abiertas en paralelo al proceso que se instruye por la presunta malversación de fondos públicos efectuada desde el Instituto Nóos, liderado por Iñaki Urdangarin y su socio, Diego Torres. El juez está investigando una cuenta en Suiza que recibió dinero de otra radicada en el mismo país y donde la empresa Agval, participada por Aguas de Valencia, ingresó 375.000 euros por unos supuestos trabajos de consultoría en los que medió el duque de Palma.

Los investigadores sospechan que ese dinero saltó de una cuenta a otra y siguen buscando al beneficiario último de los movimientos económicos. Para concretar su identificación podría remitirse en breve una comisión rogatoria a las autoridades suizas. A raíz de la operación de Agval ha declarado Treviño, que procede de una importante familia de empresarios y es amigo de Urdangarin, hasta el punto de que la infanta Cristina asistió en 1990 a su enlace.

NOTA DE LA SECRETARIA / Durante su declaración ante el juez José Castro, al duque de Palma se le mostró una nota manuscrita de su asistenta personal, Julita Cuquerella, en la que decía: «Adjunto te envío las dos copias del contrato. Me dice Iñaki que una vez firmadas, habría que enviarle una a él. También me pide que te copie el siguiente número de cuenta, que tú ya sabes para qué es». A continuación, citaba la empresa Alternative General Service y un número de cuenta del Crédit Suisse, radicada en Lausana. El marido de la infanta declaró en el juzgado que su papel se limitó a poner en contacto a Agval con un magnate jordano, Manssour Tabaa. Los proyectos por los que esta empresa pagó 375.000 euros finalmente no fraguaron.

Los investigadores dudan de la versión de Urdangarin La empresa citada en la nota, radicada en Dublín, y la cuenta suiza pertenecen a Robert Cockx, un empresario belga afincado en Madrid conocido por sus actividades como testaferro. En su declaración ante el fiscal y la policía, Cockx admitió que subarrendó la cuenta suiza, hizo una transferencia «por orden de su cliente» y se llevó 18.000 euros de comisión. Según las averiguaciones, ese dinero llegó a otra cuenta en el país helvético.

La coartada jordana de Urdangarin no la sostiene ni el cliente que hizo el encargo. El presidente de Agval, Eugenio Calabuig, admitió que contactó con el duque para lograr un trasvase en Jordania y varias inversiones en Marruecos y Portugal, y que siempre creyó que los pagos, realizados en la cuenta que él le indicó, cubrían sus honorarios.