LA 'LIDERESA', EN LOS TRIBUNALES

Aguirre templa las formas y pide perdón ante el juez

La expresidenta está en las quinielas del PP para optar a la alcaldía de Madrid

Esperanza Aguirre, ayer, a la salida del juzgado, después de declarar.

Esperanza Aguirre, ayer, a la salida del juzgado, después de declarar.

G. ROBLES / P. MARTIN
MADRID

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La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, llegó ayer al Juzgado de Instrucción número 14 de Madrid para contar «por fin» lo que ocurrió ese 3 de abril («día fatídico», según sus propias palabras), en un carril bus de la madrileña Gran Vía, donde ella estacionó su coche sin pensárselo dos veces para ir a sacar dinero de un cajero y donde llegaron unos agentes de movilidad a ponerle una multa, provocando que ella se rebelara, se marchase huyendo y hasta tirase una moto de quienes trataban de obtener su documentación. Los agentes terminaron denunciándola y, ayer, Aguirre tuvo que acudir como imputada por delito de desobediencia a la autoridad -de seis meses a un año de prisión en el Código Penal- para explicar su versión de lo sucedido ante el juez.

La política madrileña, consciente de que este asunto podría perjudicar sus planes de optar a ser candidata del PP a la alcaldía y, seguramente, de que a la dirección popular no le gusta ni el escándalo en sí mismo ni la actitud con que ella lo ha gestionado hasta ahora (acusó a los agentes de «machistas» y de intentar intimidar a una «sexagenaria»), moderó ayer sus formas y hasta pidió perdón en el juzgado por la «infracción» que cometió, ya que de ningún modo acepta que sea delito.

LA «AMIGA BOTELLA» / La declaración de Aguirre levantó una llamativa expectación mediática en la puerta de los juzgados. Ella sonrió, bromeó con la prensa y enfatizó que estaba «encantada». Aguirre fue también abucheada y animada por grupos de espontáneos, divididos entre los que la tildaban de «corrupta» y los que la arengaban para ser candidata.

Dentro ya del juzgado, tuvo que responder a las preguntas de la acusación particular, en representación de los agentes de movilidad, y de la acusación popular, que ejerce la Asociación Transparencia y Justicia. El fiscal optó por no interrogar a la expresidenta, quien insistió en su versión de que ella cometió solo una infracción, que no huyó de la autoridad y que llegaron a decirle que, si no estaba de acuerdo con lo sucedido, que hablase «con su amiga Botella», la alcaldesa de Madrid.

Cómo afectará el caso a su futuro político es un misterio. Ella, con sorna, dice estar en manos «de la providencia», esto es, de Mariano Rajoy.

La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, reclamó ayer que se respete la presunción de inocencia de Aguirre y recordó que el proceso judicial aún no ha terminado. Evitó en todo caso dar pistas sobre si la imputación invalidará sus posibilidades para optar a la alcaldía.