EL VEREDICTO DE LAS URNAS

El 25-S da empuje a Rajoy y complica la vida a Sánchez

Los aspirantes a la reelección, Alberto Núñez Feijóo en Galicia e Iñiigo Urkullu en Euskadi, flamentes vencedores del 25-S

Los aspirantes a la reelección, Alberto Núñez Feijóo en Galicia e Iñiigo Urkullu en Euskadi, flamentes vencedores del 25-S / periodico

GEMMA ROBLES / MADRID

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Si alguien puede sentirse absolutamente satisfecho del resultado cosechado el 25-S sin matices ni 'peros', es Alberto Núñez Feijóo (41 diputados), pese a que el marcador del vasco y peneuvista Iñigo Urkullu con 29 escaños también es digno de mención. Ambos son ganadores. Y ambos serán presidentes (léase lehendakari en Euskadi) de nuevo y sin peligro de que nadie les arrebate un sillón que ya conocen. Pero esta jornada electoral tiene, inevitablemente, también lectura para los grandes partidos protagonistas del bloqueo político en España: Mariano Rajoy gana empuje y se afianza como líder gracias a la proeza de su amigo y compañero Feijóo, lo que no significa que tenga más posiblidades para una investidura que de momento sigue siendo inalcanzable para él.

Eso sí, los populares quieren ver alguna lejana esperanza en el mal trago de los socialistas gallegos, que han sufrido el sorpasso de En Marea en votos aunque no en escaños (empate a 14), y del indiscutible fiasco que el equipo de Pedro Sánchez se ha encontrado en el País Vasco, donde pierde ni más ni menos que siete parlamentarios con Idoia Mendia, afín a su secretario general, lo que sitúa al PSE al mismo nivel que al PP en este territorio.

Los números que arroja el 25 de septiembre complican aún más la vida a Sánchez, cuyos críticos en sus propias filas llevan días cuestionándole públicamente a él y a su intento de forzar una mayoría alternativa a la de Rajoy. Y avisando de paso de que el Comité federal que se celebrará el 1 de octubre será de todo menos pacífico. El jefe del PSOE, por su lado, ya ha replicado que si las cosas se ponen feas está dispuesto a convocar un congreso con urgencia. ¿Supondrá esta tensión interna que el principal partido de la oposición acabe cediendo y absteniéndose para que Rajoy sea presidente y se eviten terceras elecciones?. Eso está por ver, aunque los conservadores cruzan los dedos y esperan movimientos de los barones socialistas, sin excesivo optimismo.

LA PUERTA DEL PNV

La dirección popular estaba asimismo pendiente de qué ocurría en Euskadi, por si Urkullu ganaba pero empeorando su resultado y necesitaba el apoyo del PP de Alfonso Alonso (que apenas salva los muebles con 9 sillones), además del de algún otro partido, para garantizarse una mayoría. Pensaban desde la madrileña calle de Génova pedirle a cambio el respaldo de sus cinco diputados en el Congreso a otro posible intento de Rajoy para ser investido. 

Pero el PNV ha mejorado su resultado con 29 escaños, seguido de EH-Bildu que aguanta (sufriendo) el tipo con 17 parlamentarios, evitando ser pasado por Elkarrekin Podemos que se estrena en comicios autonómicos con 11 puestos, lo que es reseñable, pero se queda por debajo de las expectativas del partido de Pablo Iglesias. Partido inmerso, por cierto, en otra crisis de identidad que podría tener cierta repercusión en el camino que está por recorrer hasta el 30 de octubre,  la fecha en que habrían de disolverse las Cortes si no se logran acuerdos para encontrar un presidente para España y se han de convocar terceras generales.

FRACASO NARANJA

Si puede buscarse a alguien que salga peor parado que el socialista Sánchez de este 25-S es Albert Rivera, el líder de Ciudadanos. Claro que ni su fuerza, ni su historia ni su implantación es fácilmente comparable. Los naranjas no han logrado entrar ni en el parlamento vasco ni el gallego. El hecho de que no hayan logrado erosionar al PP gallego, a diferencia de lo ocurrido en el resto del país en autonómicas, explica en parte el éxito indiscutible de Núñez Feijóo.

En el caso del gallego, revalida una mayoría absoluta clave para sus intereses, los de Rajoy y los su partido, el PP, ese cuyas siglas ha ignorado en campaña, demostrando que tiene olfato y sabe lo que hace en política. Feijóo, que hace apenas unos meses amagó con abandonar para dedicarse a la empresa privada y aguantó finalmente por la presión de los suyos, se fortalece como barón de barones –el único que no dependa de terceros–; gana enteros como futuro sucesor en la presidencia nacional y apuntala a su organización en un momento en que el bipartidismo está en crisis.    

Este domingo dijo que esperaba que el «sentidiño» que a su juicio han demostrado los gallegos llegue al resto del país. El resto del país lo que ve en el horizonte es el fantasma de terceras elecciones. Si nadie lo remedia.