EL texto del alto tribunal alimenta la protesta

Catalunya responde hoy en la calle a la sentencia del Constitucional

La 'senyera' que encabezará la marcha, desplegada ayer en la plaza de Sant Jaume.

La 'senyera' que encabezará la marcha, desplegada ayer en la plaza de Sant Jaume.

RAFAEL TAPOUNET
BARCELONA

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«Millor un poble que es mou, encara que, a vegades, precipitat, encara que, a vegades, massa prudent...». Un pueblo que se mueve. Eso pide la letra deSomniem, la canción de Lluís Llach que Òmnium Cultural eligió como eje del anuncio en el que una cuarentena de personalidades relevantes de diversos ámbitos de la vida catalana han animado en los últimos días a sus conciudadanos a sumarse a la manifestación que hoy, a partir de las seis de la tarde, recorrerá el corazón del Eixample barcelonés como muestra de repulsa por la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que invalida 14 artículos del Estatut de Catalunya y reinterpreta otros 27. Una sentencia que el alto tribunal tuvo a bien dar a conocer justo ayer, en vísperas de esa gran marcha de afirmación catalanista que se presume, cuanto menos, muy multitudinaria. En realidad, Òmnium Cultural se podría haber ahorrado el anuncio. Ningún espot, por bien hecho que esté, alcanzará el poder de movilización de esos titulares de prensa que hoy informan de que el Constitucional no reconoce más nación que la española o que el deber de conocer el catalán tiene un rango inferior al de conocer el castellano.

El contenido de la sentencia, aprobada por el pleno del TC después de cuatro años de deliberaciones y desacuerdos, ya fue adelantado en los días 1 y 2 de julio por EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, que tuvo acceso a una de las últimas versiones del borrador. Pero, como era previsible, la difusión pública del texto definitivo tuvo ayer un efecto sísmico en la política catalana. Todos los partidos salvo el PP y Ciutadans pusieron el grito en el cielo, tacharon de «provocación» el día escogido por el tribunal y redoblaron sus llamamientos para una movilización masiva en defensa del autogobierno. Y, entretanto, el Ejecutivo central insistía en manifestar su satisfacción por el fallo del TC y trataba de explicar que la manifestación de hoy es, en realidad, contra el PP.

EL DÍA SIGUIENTE / Lo que ni unos ni otros pudieron o quisieron revelar son sus planes para el día después de la marcha. A tenor de las primeras reacciones tras la sentencia, el escenario se presenta complicado: los socialistas catalanes, conscientes de que no pueden tirar mucho de la cuerda catalanista sin causar heridas en su relación con el PSOE, piden cautela y abogan por esperar el dictamen de los expertos sobre la sentencia antes de tomar cualquier decisión. CiU pisa a fondo el acelerador soberanista y afirma que el Constitucional ha convertido el Estatut en «papel mojado». Esquerra llama directamente al desacato y reclama la independencia para pasado mañana. El PP advierte de que la deriva de los convergentes cierra cualquier posibilidad de acuerdo. E ICV insiste en que la sentencia hace necesario un nuevo referendo. La unidad tiene las horas contadas. Incluso bajando codo con codo por el paseo de Gràcia, los políticos catalanes tienen en mente que las elecciones están a la vuelta de la esquina.

Como revelador aperitivo de los difíciles malabarismos que los partidos deberán hacer ahora para escenificar una suerte de frente unitario ante la sentencia, los preparativos de la manifestación no han tenido precio. El debate entre encabezar la marcha con lasenyerao hacerlo con el lema acuñado por Òmnium Cultural –Som una nació. Nosaltres decidim– ha estado a punto de dar al traste con la presencia del presidente de la Generalitat al frente de la manifestación. Hasta tal punto peligró el acuerdo, que José Montilla tuvo que llamar el miércoles con carácter de urgencia al líder de ERC, Joan Puigcercós, para pedirle que le ayudara a desbloquear un conflicto. El encuentro entre ambos tuvo lugar a la misma hora en que la selección española de fútbol se jugaba el pase a la final del Mundial de Suráfrica. Así de apurada estaba la cosa.

Al final hubo un pacto salomónico, y Montilla, acompañado por el presidente del Parlament, Ernest Benach, y los expresidentes Pasqual Maragall, Jordi Pujol, Joan Rigol y Heribert Barrera, podrá desfilar detrás de lasenyera. Y no de unasenyeracualquiera. Será una enorme bandera, de 250 metros cuadrados, confeccionada para la ocasión, y que portarán una treintena de sindicalistas de la UGT y CCOO. A ambos lados de lasenyera, representantes de algunas de las entidades convocantes exhibirán el lema de la movilización, que figurará también en una gran pancarta tras la que marcharán diversos dirigentes de los principales partidos y organizaciones que han dado su apoyo a la manifestación.

Y detrás de todos ellos, un pueblo que se mueve. Como pedía Lluís Llach.