Yincana

Empieza un septiembre que será histórico. Sin exageración. Lo será porque se darán una serie de circunstancias que lo convierten en único y decisivo, un cruce para entender, analizar y saber qué pasará en este país a partir del día en que se apruebe la ley de consultas, se firme el decreto de convocatoria del 9-N, se recorran ambas iniciativas y se entre en una espiral muy difícil de prever en estos momentos. El propio Mas ha hablado de «final de trayecto», en el sobreentendido de que el primer objetivo de la legislatura es la convocatoria formal. A partir de aquí se abre un periodo con un alto nivel de inconcreción, con posibilidades tan diversas como la insurrección institucional o como la arriesgada convocatoria de unas elecciones que podrían ser plebiscitarias. O una especie de tierra de nadie hasta que se llegue a la inaplazable fecha de las municipales.

En cualquier caso, la voluntad del Gobierno central, expresada por la vicepresidenta, es interponer el recurso de inconstitucionalidad en el período mínimo que se extenderá entre la aprobación de la ley y la convocatoria de la consulta. Será una especie de yincana de un tono nada menor. Madrid sabe que es diferente dudar de una ley que cargarse un acto democrático y legal de una autoridad legítima sin el amparo de los tribunales. Habrá que estar muy atentos a los detalles de esta carrera contra el reloj. «God is in the details», como decía Mies van der Rohe. Dios (y la política) habitan en los detalles.