Costumbres

Visitando al señor Roca

En el centenario del fabricante de inodoros, más de 2.400 millones de personas en el mundo aún no tienen instalación higiénica

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JULI CAPELLA

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Visitando el Palau Reial de Pedralbes hace años, recuerdo haberme sorprendido al entrar en los aposentos reales. Junto al pretencioso dormitorio, en el cuarto de baño anexo pude ver el váter usado habitualmente por Franco cuando visitaba Barcelona. Me impresionó. Así que aquí es donde defecaba el dictador. Era un roca de color azul pálido, juraría. El mismo modelo de taza de váter que usaba todo hijo de vecino. Efectivamente, todos vamos, sea cual sea nuestra condición, de rey a indigente, a visitar al señor Roca. Bueno, en realidad, a los señores Roca, cuatro hermanos que comenzaron en el negocio de los radiadores de hierro fundido en 1917 –hace ahora justo cien años– y que en 1936 decidieron producir cerámica para el baño.

En la actualidad Roca es una empresa multinacional que fabrica productos de gran sofisticación por todo el mundo. Pero, curiosamente, sigue manteniendo en su catálogo un entrañable inodoro de 1980, el modelo Victoria, un todoterreno infalible y económico. Podríamos emparejarlo con otros clásicos de nuestro diseño, como la lámpara de Milà, la aceitera de Marquina o la Minipimer de Lluelles, todos reunidos y presentes en el Museu del Disseny de Barcelona. El Victoria es un producto atemporal, que hemos usado miles de veces sin ser conscientes de ello, virtud invisible de la funcionalidad. Que ha ido mejorando su proceso de fabricación, cada vez con menor grosor y reduciendo su consumo energético; y ha pasado de una descarga de 15 litros a 6 con la misma eficacia.

El inodoro, inventado en la Inglaterra victoriana, tiene esa grandeza de objeto servicial higienista, democrático e impepinable. No podemos estar sin él. Pero, lamentablemente, no todo el mundo lo disfruta: más de 2.400 millones de personas aún no tienen instalación higiénica. Una vergüenza planetaria –aunque buena noticia para Roca–, y por eso las Naciones Unidas celebra el Día Mundial del Retrete cada 20 de noviembre –¿que pensaría Franco de la coincidencia?–. Queremos trono efímero para todos.