EDITORIAL

Violencia en el fútbol infantil

Episodios negros como el del domingo en Mallorca hacen que sea urgente que instituciones y federaciones impulsen programas en favor del máximo 'fair play' para el deporte formativo

Una imagen de la pelea entre padres en el partido de infantiles en Mallorca

Una imagen de la pelea entre padres en el partido de infantiles en Mallorca / periodico

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El valor del deporte como vehículo transmisor de valores en edad formativa es algo que nadie discute. El esfuerzo, la superación, el trabajo en equipo o el respeto a los demás son argumentos sólidos para apoyar la práctica deportiva entre los niños. Más allá, por supuesto, del resultado, algo de poca trascendencia cuando se trata tanto de iniciar a un menor en la actividad física –con el sentido lúdico de disfrutar del juego– como de fomentar una socialización idónea. Son los parámetros habituales del deporte formativo, pero también conviven con sucesos negros como el que se vivió el domingo en Mallorca. Un partido de fútbol de infantiles acabó en una batalla campal, con heridos y denuncias posteriores, entre algunos padres y familiares. La visión del vídeo  provoca tanta repulsa como incredulidad. El asunto ha tenido gran repercusión y la Delegación del Gobierno abrirá un expediente que puede concluir con una elevada sanción administrativa para los implicados.

Multas al margen, unos hechos que no son aislados revelan la necesidad de impulsar desde instituciones y federaciones una cultura deportiva que, en primer lugar, expulse de los campos de juego a quien manifieste –sea un joven deportista, entrenador o familiar– una actitud violenta o inadecuada. Ha llegado el momento en que se fomente entre los niños el 'fair play', la deportividad, como hacen iniciativas como el Juga Verd Play del Consell Esportiu del Baix Llobregat, y que el ganar o perder quede de lado.