Al contrataque

¡Vaya semanita!

Hemos vivido unos días de nervios y desasosiego hasta el punto que he soñado con numerosos referéndums

Xavier Sardà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Esta semana ha sido especialmente inquietante dentro de lo inquietantes que vienen siendo los meses, los días y los momentos que vivimos últimamente. En una sola semana el Congreso español ha votado sobre si debe hacerse en España un referéndum monarquía-república, se ha celebrado el referéndum en Escocia que se ha cargado a Salmond, y se ha aprobado la ley de consultas en Catalunya para  hacer nuestra supuesta consulta-referéndum. Una semana movidita, vamos. Desasosegada y nerviosa. Hasta tal punto llegó la cosa que el miércoles soñé con referéndums:

-Referéndum sobre si se siguen haciendo referendums o no.

-Referéndum sobre si Dios existe.

-Referéndum sobre si seguimos pagando impuestos o no.

-Referéndum sobre si queremos al Reino Unido en la Unión Europea o solo a Escocia.

-Referéndum sobre la ley Gallardón sobre el aborto no, o no. Vamos que si no, o no.

-Referéndum sobre en qué liga debe jugar el Barça.

-Y ya puestos, referéndum sobre las bicicletas eléctricas, que no tiene nada que ver.

Soñé que Barcelona pedía, en plan liga hanseática, la indepedencia de Catalunya. Soñé que servidor pedía la independencia de mi familia y ganaba. Un éxito rotundo que celebré bajo el puente donde acabé residiendo. Soñé que los trabajadores tenían que elegir en asamblea entre Hewlett y Packard, Victorio & Lucchino o Johnson & Johnson.

Balas trazadoras

Luego soñé  que Gobierno y Govern seguían con sus dialécticas balas trazadoras. Soñé también que Mas se convertia en el Duran Lleida de Esquerra. Vamos que Mas iba a las elecciones plebiscitarias como número uno de una lista unitaria. Ya sé que es increíble, pero lo soñé. Como Junqueras es así, que no se sabe si quiere el poder o solo merodearlo, le cede a Mas lo de number one, a cambio de que el president se lance a la DUI. A Mas le conviene porque la lista conjunta gana sin saberse cómo se reparten los votos. Evita así el fracaso electoral de la despedazada Convergència, y vive además su ilusión de ser nuestro Bolivaret. Quien de verdad ama a su tierra, poco le importa dejarla un poco quemada. Despierto y leo el texto de nuestro gran Gaziel cuando Companys proclamó el Estat Català: «Mientras escucho me parece como si estuviera soñando. Eso es, ni más ni menos, una declaración de guerra...». Veo que andamos entre el sueño y la vigilia desde hace años. El anticatalán Calderón ya decía que la vida es sueño.