Trump deja la lucha contra el EI en Siria a los militares

El Ejército estadounidenses se había mostrado partidario de una actitud más agresiva contra los yihadistas y trascendió que se sentía exasperado ante la cautela de Obama

Una columna de blindados estadounidenses avanza hacia Manbij, en el norte de Siria.

Una columna de blindados estadounidenses avanza hacia Manbij, en el norte de Siria.

ANA BELÉN SOAGE

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La derrota del Estado Islámico fue uno de los temas de la campaña electoral de Donald Trump. Este aseguró a los electores que tenía “un plan” para derrotar a Daesh (acrónimo de Estado Islámico en árabe), y reiteró su promesa de “destruir” al grupo en su discurso ante el Congreso el 28 de febrero. La estrategia que ha decidido adoptar comienza a materializarse.

Los militares estadounidenses se habían mostrado partidarios de una actitud más agresiva contra el grupo terrorista, y trascendió que se sentían exasperados ante la cautela de Obama y su deseo de controlar todos los detalles de las operaciones que aprobaba. El anuncio del despliegue de cientos de marines en Siria para proporcionar apoyo artillero a las fuerzas que se preparan para tomar Raqqa, capital del autoproclamado Estado Islámico, es una señal de que Trump ha decido dar al Pentágono más libertad a la hora de tomar decisiones.

En puridad, dicho despliegue no supone un cambio drástico de estrategia, ya que hay precedentes. La Administración Obama había estado asistiendo a fuerzas locales que luchan contra el Estado Islámico, proporcionando entrenamiento, asesoramiento y material militar. En territorio sirio, había apostado por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que ya contaban con el apoyo de medio millar de marines; este contingente ha sido reforzado. Por otro lado, la operación anunciada es muy similar a la llevada a cabo en Irak hace cerca de un año, cuando marines estadounidenses dieron cobertura artillera a las tropas iraquís y kurdas que organizaban el asalto a Mosul.

COALICIÓN DE MILICIAS

El apoyo estadounidense al FSD está causando tensiones dentro de la OTAN. Las FSD consisten en una coalición de milicias dominada por el YPG, siglas con las que se conoce a las Unidades de Protección Popular, que a su vez se componen principalmente de tropas kurdas. El Gobierno turco considera al YPG una extensión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lleva más de tres décadas luchando por la autodeterminación en Turquía, y es considerado una organización terrorista tanto por los EEUU como por la UE. Sin embargo, la efectividad militar kurda parece tener más peso que las objeciones turcas, al menos por el momento.

Además de mostrarse más inclinado a escuchar a sus generales que a su predecesor, Trump también impulsa una mayor colaboración con Rusia. Ambos países realizan patrullas en los alrededores de la población kurda de Manbij, próxima a la frontera turca, que el FDS tomó al Daesh el pasado mes de agosto. Desde entonces se han producido refriegas entre el FDS y el Ejército Libre Sirio, que está respaldado por Turquía. Las patrullas parecen tener como principal objetivo evitar enfrentamientos entre las fuerzas que combaten contra Daesh, que podrían repetirse en la zona de Raqqa. El martes se filtraron noticias de una reunión secreta de militares estadounidense, rusos y turcos en Antalya, al sur de Turquía, con ese objetivo como primer punto en la agenda. Todo indica, pues, que Washington vira en Siria.