Triple indecisión

En los principales municipios de Catalunya, con muy pocas excepciones y salvo errores flagrantes de percepción, ganarán los alcaldes que se vuelven a presentar, si bien con tendencia a la baja por la irrupción de nuevos factores y nuevos partidos. CiU, también a la baja, está en condiciones de ganar en votos, en alcaldes y en concejales, además de mantener Barcelona. Del resto, sabemos poco, menos que otras veces.

Los sondeos son menos fiables que en otras ocasiones. ¿Por qué? Quizás es día para aproximar un poco el lector a su funcionamiento de fondo. Y para ensayar una síntesis de las nuevas realidades que incrementan la indecisión, y por lo tanto la incertidumbre.

Factores de corrección

Los profesionales de las encuestas tienen una cosa en común con los navegantes que, en el mar, deben saber su posición (sin GPS, está claro): Para empezar, hay que determinar una situación de estima. Donde creen que están, a qué velocidad y en qué dirección han navegado desde la última toma de posición fiable. Después, mediante una serie de cálculos preestablecidos, midiendo ángulos de faros o estrellas, corrigen la posición de estima y fijan donde se encuentran con exactitud. Pero sin posición de estima, aproximada, nada de nada.

Pues bien, la dificultad para predecir resultados proviene de que no se sabe en qué dirección y a qué velocidad han navegado los diversos grupos sociales. Lo que impulsaba el voto en determinadas direcciones ha cambiado. Han disminuido, sino desaparecido, los factores fiables de corrección. ¿Cómo pueden hacer sus cálculos los profesionales, si se encuentran, por ejemplo, que un 12% afirma que votará tal partido y que ya lo votó hace cuatro años, pero resulta que este partido no pasó del 6%? ¿Cómo se pueden sacar conclusiones de lo que dice la enorme demasiado de indecisos, a los cuales hay que sumar otros, más numerosos que nunca, que cambiarán de opción a última hora?

La ideología

Quizás nunca las municipales se habían visto tan sacudidas por tantos factores ideológicos: soberanismo, giro social, castigo contra la corrupción y las formas altivas de gobernar. Estos tres grandes corrientes, generados por la propia sociedad, empujan a los ciudadanos en varias direcciones a la vez. Aumentan las opciones en un mar poco estable y con más dudas. Tiempo atrás, muchos tenían que escoger entre una o dos opciones y la abstención. Ahora, las opciones de posible voto llegan muy a menudo a tres. Mientras suben las ganas de votar, marea la sopa de siglas. ¿Soberanismo de izquierdas y nuevo? ¿Cambio social por encima de todo? ¿Toque de alerta al independentismo a la contra del propio catalanismo? ¿Alguien concilia cambio con seguridad, que es el que muchos querrían?

Acabamos con un deseo de alta participación y un ruego dirigido a los indecisos y a los abstencionistas potenciales. Aunque les cueste votar con convicción, elijan. Busquen un motivo para votar, que los hay más que nunca, y participen.