GEOMETRÍA VARIABLE

Tres reacciones que causan inquietud

JOAN TAPIA

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Un 77% de catalanes, 10 puntos más que en las anteriores autonómicas del 2012, han acudido a las urnas. Es absurdo no escuchar el veredicto: Catalunya es una sociedad plural y muy compleja. La gran mayoría, casi el 80% –la suma de votos de Junts pel Sí, PSC, ICV-Podem, la CUP y Unió– están insatisfechos con el actual encaje en España. Pero luego discrepan sobre casi todo y se acusan unos a otros de radicales o traidores. ¡Eso sí, a todos se les llena la boca pidiendo unidad!

Los separatistas ortodoxos han ganado las autonómicas con 72 diputados, pero han perdido las plebiscitarias porque, juntos, suman el 47,8% de los votos. No tienen ninguna legitimidad –lo afirman hasta la CUP– para declarar la independencia. Además, la primera lista independentista ha perdido nueve escaños y no tiene mayoría para elegir president. Y puede que el impulsor del procés, Artur Mas, sea la primera víctima del invento. La CUP asegura que en ningún caso le votarán y entonces, en segunda vuelta, perdería por 62 a 63. Se habla incluso de la vicepresidenta Neus Munté que tendría a favor –frente a Romeva o Junqueras– ser de CDC, el partido con más diputados de Junts pel Sí.

Además, el independentismo ha engordado a un partido de protesta antiseparatista como Ciutadans, que con 25 diputados es ya la primera fuerza de la oposición. El catalanismo –el común denominador de la centralidad catalana– ha sido desplazado por la radicalización y la protesta de los de Albert Rivera. ¿Es positivo haber enterrado el nexo común de los últimos 35 años y de la oposición a la dictadura?

Y tres relevantes reacciones tras el resultado indican que la creciente complejidad no será fácil de gestionar. La primera es que Junts pel Sí ha dicho que sigue con su programa de la independencia en 18 meses. Solo con el 39,6% de los votos, contra el criterio de la CUP, y enfrentándose a la legalidad española y europea, esa hoja de ruta parece un brindis al sol que solo puede conducir al ridículo. O al choque de trenes. 

Ocurrencia de novata

Pero el tren separatista debe ser consciente de que el 48,7% (con la CUP) es mucho pero insuficiente. Por el momento no lo admiten e insisten en que han ganado en escaños y en votos. Las comparecencias de los tres tenores –Romeva, Mas y Junqueras- solo transmiten desconcierto y tozudez.

La segunda es que Ciutadans expresa satisfacción por su éxito, pero no se ha dado cuenta de que con 25 diputados, y liderando la oposición, Inés Arrimadas ya no puede solo protestar. Debe hacer propuestas con alguna viabilidad. Y pedir la noche electoral unas terceras elecciones anticipadas en tres años no es responsable. El Parlament electo debe saber pactar una mayoría que haga funcionar el país. Lo de volver a anticipar solo es, en el mejor de los casos, una ocurrencia de novata.

La tercera es que el domingo el Gobierno no podía no comparecer y esconderse en un peso pluma. Ni el presidente Mariano Rajoy ni las tan suficientes Soraya Sáenz de Santamaría o María Dolores de Cospedal abrieron la boca. Ayer, Rajoy estuvo formalmente correcto –es lógico que el Gobierno se atenga a la ley– pero volvió a esconder la cabeza bajo el ala. Refugiándose en el censo, supongo, afirmó que menos de 4 de cada 10 catalanes respaldan la independencia cuando lo han hecho el 48,7% y con una alta participación.

No son la mayoría, pero si evidencian una profunda desafección con la que el presidente del Gobierno de España no puede ya jugar al ratón y al gato. Hemos llegado a este punto no por culpa (solo) del independentismo –como dice Rajoy–, sino por la inflexibilidad y la poca cintura del PP, tanto en la oposición (cuando el Estatut) como en sus cuatro años de gobierno.