CONTRAPUNTO

Sin salarios dignos se hunden las pensiones

La apelación unánime a la tranquilidad sobre el futuro del sistema público aún causa más desasosiego

SALVADOR SABRIÀ / BARCELONA

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Cuando todos los partidos con representación en el Congreso de los Diputados se ponen de acuerdo para elaborar una propuesta para asegurar la viabilidad del sistema de pensiones públicas antes de la primavera se hace muy difícil asumir la apelación a la tranquilidad a los jubilados sobre el futuro de unas prestaciones dignas. Y estos dos mensajes se han lanzado a la opinión pública el mismo día. Con el añadido de que en el plan presupuestario enviado a Bruselas para el 2017 (equivalente de hecho a un presupuesto para este año, mientras el nuevo Gobierno no presente uno de actualizado) el Ejecutivo de PP constata oficialmente lo que ocultaba hasta ahora: que la Seguridad Social alcanzará este 2016 el mayor déficit de su historia (unos 19.000 millones menos de ingresos que de gastos), y que esta cifra, si no se adoptan medidas, continuará siendo muy abultada en el 2017, hasta superar los 16.000 millones de euros en números rojos.

Hasta ahora, el Ejecutivo de Rajoy ha ido tirando de la llamada hucha de las pensiones para superar este problema, pero el pobre cerdito ya no da para más y a ese ritmo de gasto le queda poco más que otro año de vida. Todo ello siendo muy optimistas y confiando de nuevo en que las previsiones del Gobierno tienen algo que ver con la realidad, cuando los hechos demuestran todo lo contrario. Así, mientras que en los presupuestos vigentes del 2016 la previsión de aumento de ingresos de las cotizaciones sociales era del 6,7%, la realidad es que en el primer semestre se limitó a una subida del 1,3%. Los objetivos iniciales de déficit de la Seguridad Social  eran del 1,1% en el 2016 y se rebajaban  al 0,9% en el 2017, pero en el plan presupuestario enviado ahora a Bruselas, aumentan y se sitúan, respectivamente, en el 1,7% (el récord histórico antes citado) y el 1,4%.

La síntesis de esta sopa de porcentajes es que hay que hacer algo, y rápido, con el sistema de pensiones. Parece que finalmente los diputados se han puesto las pilas, lo cual no deja de ser una noticia muy positiva. Y aún lo es más por el hecho de que esta vez la reforma que se quiere emprender no se basará en un recorte de las nuevas pensiones, si no en la búsqueda de fórmulas para obtener más ingresos para el sistema. Una posibilidad es la creación de nuevos tributos dedicados directamente a ello; otra, el traspaso de algún tipo de prestaciones, como las de viudedad, a cargo de los presupuestos de la Administración del Estado y no de los de la Seguridad Social, entre otras posibles medidas.

Pero todo ello fracasará si no aumenta la base que sustenta los ingresos: los salarios. Que a su vez pueden incrementarse por dos vías: con la creación de más empleo digno, y con subidas de sueldos. De lo contrario, cualquier reforma acabará siendo insuficiente.