Sin fotos, por favor

«Por expreso deseo de la autora, no se permitirá hacer fotos ni se autorizará ningún tipo de grabación para televisión o página web. La editorial dispone de dos retratos autorizados de la autora». Lo que acaban de leer aparece en la nota remitida por Anagrama en relación a la rueda de prensa que Yasmina Reza realizará para hablar de su nuevo libro, Felices los felices. ¡Que les den a los medios televisivos y a los fotógrafos que no van a poder realizar su trabajo! Pensaba que a lo mejor es por una cuestión de coquetería, porque hay que ver lo coquetos que son algunos autores, o quizás le ocurre lo que a algunas tribus aborígenes, que se negaban a ser fotografiadas porque temían que les robaran el alma. Pero como todo el mundo sabe, el alma de los escritores está en sus libros, por lo que nada debería temer.

Así que, ojalá Yasmina Reza tomara ejemplo de otros colegas suyos, como Ken Follet, que recalará pronto en nuestro país, que no niega ni una entrevista y supervisa personalmente hasta el maquillaje que necesita antes de ser filmado. Si pudiera, incluso le hablaría de otros autores poco amantes de aparecer en pantalla alguna, que son conscientes de que las editoriales hacen un gran esfuerzo para contratarles y ponen de su parte para que la promoción salga lo mejor posible. Como Marías, Pérez-Reverte o Marsé. Pero sé que Reza me podría hablar del maratoniano Haruki Murakami, que sale corriendo cada vez que se acerca una cámara, de John Le Carré y, cómo no, los desaparecidos Thomas Pynchon, que en los últimos 50 años creo que solo ha accedido a poner su voz en un capítulo de Los Simpson y a hacer unas declaraciones a la CNN, o Cormac McCarthy, que se dejó seducir una vez por Oprah Winfrey. Les cuento todo esto para que no crean que Reza hace siempre el mismo posado cuando la próxima semana vean su misma cara en todos los periódicos. Y yo que creía que el más raro era Michel Houellebecq y va el tipo y hasta hace de prota en una película sobre su famosa desaparición. Vivir para leer.