Se marcha Duran, llega Espadaler

Josep Antoni Duran Lleida.

Josep Antoni Duran Lleida.

JOAN TAPIA

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Escuché y vi (en Catalunya Ràdio y en TV-3) a Ramon Espadaler, 'conseller' de Interior y secretario general de Unió, defender la posición democristiana tras su ajustada victoria en el referéndum del domingo. Una conclusión se impuso: Pese a la confusión imperante, Unió ha alcanzado la mayoría de edad. Primero porque ha tenido energía para adoptar una posición propia y no subordinada: respaldar el 'procés', entendido como la lucha por la soberanía plena, pero no las tesis que creen que el máximo autogobierno conveniente se puede lograr de forma unilateral, sin respetar el estado de Derecho y despreocupándose del estatus que tenga Catalunya en Europa.

Segundo, porque Unió ha dejado de ser el grupo de un competente y hábil político, Josep Antoni Duran Lleida, para iniciar (al contrario que Convergència) el camino hacia un partido menos caudillista. Con un líder serio, Ramon Espadaler, que ha sabido organizar y ganar un referéndum interno en el que la racionalidad pragmática ha vencido al entusiasmo de la fe dogmática. Espadaler --que junto a la vicepresidenta Joana Ortega (con querella de la fiscalía) y Josep María Pelegrí han estado con Artur Mas en los difíciles momentos del 9-N-- no ha tenido ahora empacho en defender una hoja de ruta difícil de encajar con la pactada por CDC con ERC y la ANC. Y cuando se le pretendió deslegitimar argumentando que solo había vencido con el 50,9% de los votos frente al 46% su respuesta fue contundente: "Déjeme reformularle la pregunta. Si en un referéndum de independencia, el 'sí' hubiera ganado por el 51% y cinco puntos de ventaja, usted qué diría?".

LA CERRAZÓN DEL PP

El independentismo --alimentado por la cerrazón del Gobierno del PP-- es en parte una explosión de protesta que ha dividido al catalanismo. Pero el referéndum de Unió vuelve a poner de relieve que sectores relevantes del catalanismo --ahí están a su manera también el PSC e ICV-- tienen una visión menos dogmática de cómo lograr el objetivo del máximo autogobierno conveniente para Catalunya. Lo más relevante del domingo es que, contra lo esperado en Convergència, Unió ha optado por no ser un partido subordinado. El problema no era solo Duran. Cuando el veterano líder democristiano, hastiado del irracional choque Rajoy-Mas, inicia su retirada (el domingo solo habría salido si perdía), se empieza a dibujar un catalanismo de centro-derecha que ha plantado cara y ha vencido (sí, por la mínima) al poderoso 'agit-prop' independentista que domina los medios de comunicación oficiales (y algunos privados) y que quiere tapar la boca o destrozar a los que no comulgan. Reflexionen sobre el trato dispensado a Pere Navarro.

Ahora Unió es un partido con hoja de ruta propia y no solo por un Duran "que dura demasiado" (como pregonaba el 'agit-prop').

EL FUTURO

Espadaler y Ortega son una apuesta de futuro. Todo país normal necesita un partido de centro-derecha y otro de centro-izquierda que se disputen el poder. La Convergència de Pujol fue muchos años este bloque centrista y de orden. Ahora debe elegir. Querer ser la casa gran del catalanismo perdiendo el aliado de 35 años suena raro.

Y la tan manoseada 'llista del president' puede ser más un intento fallido de hacer una ERC bis que de renovar en mal momento ('caso Pujol') a un partido que --juicios políticos aparte-- ha sido relevante en la reciente historia de Catalunya. Y de España.